TENSIÓN EN EL MERCADO DEL CEREAL
Actualizado: GuardarEste verano han saltado las señales de alarma como consecuencia de la reducción de la cosecha mundial y un previsible aumento del consumo. El anuncio a principios de agosto de la posible prohibición de las exportaciones rusas de cereal, llenaron de temor a los mercados internacionales y al propio Banco Mundial. Otros grandes productores como Alemania también pueden ver reducida su producción en un 12 por ciento.
El Consejo Internacional de Cereales (CIC) ha estimado que la producción mundial rondará los 1.745 millones de toneladas, un 2,36% menos que en la campaña 2009/2010. Supone un déficit de 42 millones de toneladas que se verían incrementados con otros 15 millones de toneladas que el CIC estima va a aumentar el consumo.
A pesar de las previsiones, tanto desde Bruselas como desde el gobierno español se ha afirmado que la situación va a ser estable y no existe peligro de que se produzca una nueva crisis alimentaria como la de 2007/2008. Se basan en la existencia de stocks de anteriores campañas. No obstante, las commodities funcionan a escala mundial mediante un mercado de futuros que no permiten confiar en el optimismo de Bruselas y Madrid.
El problema de fondo es la brecha que año tras año se va a abrir entre la oferta y la demanda si no se adoptan políticas activas globales. El consumo va a seguir aumentando año tras año, tal como anuncian desde hace décadas la FAO y otros organismos, al estar creciendo de forma acelerada la población. La producción de cereal a nivel mundial debe crecer en mayor proporción que el consumo, si se quieren paliar contingencias como la que se vislumbra en este año venidero. Para ello y dado que la superficie de cultivo es limitada, debemos mejorar los modelos productivos en intensivo para ser capaces de reducir los riesgos de caídas de producción. Para ello es importante que los países desarrollados ganen la carrera del desarrollo tecnológico sostenible en todos los campos que afectan al modelo productivo agrario.