EFICACIA MUNICIPAL
No hace falta enumerar los problemas en los que se halla inmersa nuestra Administración local
Actualizado: GuardarDesde los primeros párrafos de la presente columna de opinión, quiero dejar claro que soy plenamente consciente de que el titular de estas líneas es enormemente desconcertante, al punto de que podría llamar a equívoco por cuanto la actividad del Ayuntamiento de Jerez, hoy por hoy, si de algo adolece, precisamente es de eficacia.
No hace falta relacionar los mil y un problemas en que se halla inmersa nuestra Administración Local que redundan en su eficacia, los cuales, con toda probabilidad, podrían ser solventados con una más que importante inyección económica. De hecho, si de algo se quejan reiteradamente nuestras autoridades, es precisamente de la falta de tesorería que padece el Ayuntamiento de Jerez, situación que se achaca, según dicen los políticos, a la enorme deuda heredada de anteriores gobiernos locales. Pero si tal cantinela, en principio, podría tener algo de cierto, tras cinco años gobernando el PSOE en Jerez (los dos primeros en coalición con el supuesto causante de la deuda y otros tres en solitario y con mayoría absoluta), ya deberían ir olvidándose de seguir narrando una y otra vez dicha retahíla, máxime por cuanto en su día los socialistas tuvieron a su alcance, y no utilizaron, todos los mecanismos legales para demostrar si existía, o no, el supuesto agujero económico del que ahora se quejan de forma recurrente. Supongo que ustedes, al igual que yo, siempre se habrán preguntado por qué Doña Pilar no acudió en su momento a una auditoría de las arcas municipales, pues ello habría demostrado a las claras si la deuda existía, así como cuál era su importe. Si en su momento no se hizo, implica que Doña Pilar y todo su equipo admitieron la gestión de sus antecesores, haciéndose corresponsables de la misma, tanto para lo bueno como para lo malo. Algo ocultarán cuando adoptaron tal decisión.
Pero volviendo al titular de la columna, es decir a la eficacia municipal, supongo que pueden pensar que a estas alturas se me esté yendo la olla al insertar tal título a este comentario. No hace falta más que observar cómo funcionan los servicios públicos en Jerez, es decir, de pena, para concluir que tal eficacia en modo alguna existe. Autobuses urbanos viejos, desvencijados, calurosos, con el personal en camiseta a falta de uniforme oficial; dependencias municipales a oscuras con Endesa al borde de demandar a todo un ayuntamiento; calles sucias a causa de una plantilla de empleados de la limpieza totalmente diezmada; mobiliario urbano viejo y roto; paredes repletas de pintadas y grafitis, y da igual si pertenecen a una casa vecinal o a la mismísima Catedral; parques y jardines que dan pena verlos cuando no hace ni un par de años eran auténticas joyas de la corona (merodeen por el otrora grandioso Jardín Escénico y seguimos hablando); empleados públicos desmotivados y con el alma en vilo ante la posibilidad, más que real, de no percibir su nomina cualquiera de estos meses. Incluso nuestra última morada, el cementerio municipal, tiene algunas zonas que más que preparadas para el descanso eterno, parecen eternamente dejadas de la mano de Dios.
Pero, frente a tanta ineficacia, llega la efectividad en estado puro. Y para que comprueben la celeridad y competencia que pueden desplegar ciertos servicios públicos, les propongo que hagan la prueba, -única por cierto-, de que realmente son eficaces. Usted, cualquier mañana, va spray en mano a una pared de la ciudad, pinta en la misma la expresión «Pilar paga» o la frase «PSOE ruina», y no habrán pasado ni dos horas cuando la misma ha desaparecido como por arte de magia. Da igual que lo haga entre semana o en domingo o festivo. Siempre habrá un empleado municipal dispuesto a tapar tamaña afrenta. Si en la pared estampa un amoroso: «Choni te quiero» o el exultante «Morales vete de Jerez» (ya ha llovido desde que Morales andaba por estos lares), la frase quedará inmortalizada para la eternidad. Sin embargo, es realizar una pintada contra Doña Pilar, allegados y acólitos y, en segundos, los servicios municipales se transforman en el adalid de la absoluta eficacia. Y es que el filósofo británico, Sir Francis Bacon, adivinó lo que ocurriría en Jerez 400 años después al señalar que: «es muy difícil hacer compatibles la política y la moral».