Jerez

«Cuando fui a pedir ayuda en el Ayuntamiento no me hicieron ni caso»

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Entre los muchos jerezanos que encuentran, a expensas de Cáritas, la respuesta que no obtienen en los servicios sociales del Ayuntamiento está Josefa. Su testimonio desgrana, junto al drama de una situación sobrevenida por las circunstancias a una familia normal y corriente, las pegas de un sistema público con lagunas denunciadas por los usuarios.

«Llamé por teléfono porque quería concretar una cita con la alcaldesa, pero fue imposible». A la lógica de una inviabilidad evidente -Pilar Sánchez no puede atender uno a uno todos los casos- se suma, sin embargo, la impotencia que produce un trato que pasaba por una burocracia cargada de frialdad: «Me dijeron que enviara un escrito a la asistente social del Ayuntamiento y, si lo veía conveniente, hablaría conmigo».

Casada y con dos hijos, de 18 y 11 años, decidió dirigirse a los servicios sociales municipales al llevar su marido en paro dos años y verse inmersa en mil y un problemas: «Tenemos dos niños, no he podido hacer frente a la hipoteca que tengo y sólo tenemos los 426 euros al mes de ayuda». El resultado es un conjunto de deudas que ahoga la maltrecha economía de su familia: «Debo comunidad, luz... Debo de todo».

Sin soluciones, Josefa acudió a la parroquia de Madre de Dios, «donde siempre he tenido las puertas abiertas», señala. Desde ese momento comenzó a ver luz al final del negro túnel de una crisis que está provocando, en el marco de esas nuevas pobrezas, vías de agua en tantas economías domésticas como la de esta familia: «Estoy encantadísima con todo el servicio de Cáritas diocesana, con la que me puse en contacto desde mi parroquia».

Las Hermanitas de la Cruz, puerta a la que también llamó, también les socorrieron, sobre todo con alimentos. Tampoco le ha faltado la solidaridad a través de un hipermercado del barrio. «El dueño llegó a decirme que no se enterara que se me quedaban los niños sin comer estando él allí», recuerda con satisfacción. Con ello y con algún trabajo puntual con el que, limpiando alguna escalera, ella ha salido al paso de la situación familiar sobreviven.

Por lo demás, «cuando fui a pedir ayuda al Ayuntamiento no me hiciero ni caso, y la asistenta social pretendía que con los 426 euros de la ayuda pagara la hipoteca». Ante el caso omiso de los servicios sociales llegó a remitir un escrito a José Manuel Jiménez, delegado de Bienestar Social. «No me dio la cara, no me citó ni nada sino que me remitió de nuevo a la asistenta social», recuerda lamentando que tuvo que marcharse, de nuevo, sin ayuda alguna.

Con ese plan, asegura haber encontrado la salvación fuera de la órbita pública: «Todo se lo debo a Cáritas, no hay en el mundo nada con lo que se lo pueda agradecer».