Mahmud Abbas y Benjamín Natanyahu se saludan en la sala Monroe del Departamento de Estado de EE UU, en Washington. :: AFP
MUNDO

Las milicias palestinas incendian el diálogo

Hamas liderará a doce grupos armados para lanzar una cadena de ataques «más efectivos» contra Israel con el fin de que no haya avances

JERUSALÉN. Actualizado: Guardar
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Se acabó la ceremonia de Washington. Comienzan las negociaciones de paz cara a cara, lastradas desde su arranque por la urgencia de resolver la cuestión de la congelación de los asentamientos antes de que expire el día 26, y por el hostigamiento del terror.

Cuando apenas se había puesto fin al guión de los apretones de manos y las fotos en presencia de Barack Obama, Hamas lanzaba desde Gaza en coordinación con otras trece milicias palestinas una declaración de violencia. Contra Israel, al que han amenazado con una cadena de atentados «más efectivos», incluidos ataques suicidas, pero también contra el presidente Mahmud Abbas, al que han dirigido la advertencia de que «no tiene derecho a hablar en nombre de los palestinos».

Este mensaje registraba eco y apoyo desde Teherán hasta Líbano, donde el guía de la milicia chií Hezbolá, Hassan Nasrala, proclamaba que «Palestina es propiedad de los árabes y los musulmanes» y que no permitirán que nadie ceda en su nombre «ni un grano de tierra, ni una gota de agua». Y sentenciaba: «Estas negociaciones han nacido muertas».

Pero tampoco los otros dos mandatarios árabes que han estado presentes en la reanudación de las conversaciones -el mandatario egipcio Hosni Mubarak y el rey jordano Abdalá II, los moderados más próximos a EE UU- escapaban al rechazo radical. El Cairo cancelaba ayer una visita programada para el lunes del ministro de Exteriores iraní, Monouchehr Mottaki, por unas palabras en las que reprochaba entreguismos. «Algunos líderes. que siguen las órdenes americanas deben entender que están traicionando a nuestras naciones», criticó. Uno de los jefes del ala más extremista de Hamás y firme partidario de que el único lenguaje para combatir a Israel es el de la fuerza, Mahmud al-Zahar, subrayaba que el objetivo final no es hacer descarrilar las negociaciones. «Liberamos Gaza, y ahora estamos buscando liberar Cisjordania», decía.

Ejército en alerta

Los atentados del martes y miércoles cerca de Hebrón y Ramala -en los que murieron cuatro colonos judíos y dos resultados heridos- son prueba de que las brigadas armadas del movimiento islamista pueden tener una capacidad operativa en los territorios. Según informes de seguridad recibidos por Benjamin Netanyahu, y puestos en conocimientos de EE UU, el Ejército israelí ya estaba preparándose para «una ola de atentados a lo largo de Judea y Samaria (Cisjordania)», informaba el diario 'Ma'ariv'. Sobre la posibilidad de que un baño de sangre pudiera ahogar las nuevas negociaciones, el primer ministro judío ya se adelantó el jueves en su discurso de Washington: «El terror no evitará que continuemos».

Hay pocas razones para el optimismo en esta nueva ronda de conversaciones. Entre las pocas, los analistas apuntan a lo esperanzador de que Israel y la Autoridad Nacional Palestina no se hayan enredado ya en una espiral de acusaciones mutuas a cuenta de los últimos asesinatos. Tel Aviv ha confiado en las fuerzas de seguridad palestinas, que han practicado ya 300 detenciones a la caza de culpables, lo que ha incendiado la ira de Hamas. El otro aspecto positivo que hace «dramáticamente diferente» este intento de paz -escribía el columnista del 'Yedioth Ahronoth' Nahum Barnea- es que la mediación norteamericana estará en la mesa de diálogo, y no esperarán a una fase final para incorporarse. Habrá que hablar en directo y a tres. La primera cita Netanyahu-Abbas está prevista para dentro de una semana y media en la ciudad balneario egipcia de Sharm el-Sheikh.

Todo se pondrá a prueba el día 26, señalado en rojo como la del fin de la congelación limitada impuesta al avance de las colonias judías. Entre la exigencia palestina de que sea definitiva y ampliada a Jerusalén Este y la aspiración de los colonos de que se anule por completo y se permita la construcción masiva se filtran soluciones intermedias. La más celebrada es la del ministro israelí Dan Meridor, que plantea autorizar nuevas construcciones sólo en los grandes asentamientos. Otras apuntan a que Netanyahu estaría dispuesto a prolongar la congelación unos meses más para cerrarse un acuerdo sobre un intercambio final de tierras con los palestinos vinculante para el establecimiento de las futuras fronteras.