
Un aniversario para curtir el alma
Ayer se cumplieron cuatro años del oro español de Saitama, ganando a Grecia
ESMIRNA. Actualizado: GuardarUn día quedó marcado como la más rutilante referencia en la historia del baloncesto español. La canasta patria dejó de alimentarse de la leyenda de Los Ángeles para hacerlo de la heroicidad de Saitama. Ayer se cumplieron cuatro años. Aquel 3 de septiembre de 2006 se paró el mundo. Sin Pau Gasol, lesionado en la semifinal, y con Pepu Hernández interiorizando la muerte de su padre, España escaló hasta la mayor cima. Tuvo que ir a Japón para que el sol naciente amplificara su grito. Campeona del mundo gracias a una generación de ensueño, inoculada con el veneno de la ambición, el ansia de ganar, desde su época júnior.
¿Quién fue el 'paganini' en aquel mayúsculo sarao? Grecia. El 70-47 quedó para los anales mundialistas como uno de los sopapos más sonoros recordados. Tal fue su contundencia, que los helenos no han vuelto a levantar cabeza -toquemos madera- a la hora de enfrentarse a la 'Roja'. Todo lo contrario, la han tratado de evitar enfermizamente. Después del oro de Saitama, España repitió éxito contra el equipo griego en el Europeo de Madrid. 76-58 en la fase de grupos y 82-77 en busca de la final. La cosa no quedó ahí.
En los Juegos de Pekín, otra cucharada de ricino cañí. 81-66 y la Acrópolis cubierta con un velo de luto. Y el año pasado en Katowice, el remate. Grecia-Francia. ¿Recuerdan? El partido que nadie quería ganar porque al vencedor le esperaba España. Una canasta de Nando de Colo, muy criticada en Francia, acercó a los galos al cadalso.
Probaron el ingenio de Guillotin. Pero tan afilada tenía la hoja que en la siguiente caída decapitó también a Grecia (82-64) en las semifinales. Y aquí en Turquía, erre que erre los helenos. ¿Por qué querían no ganar a Rusia, más para evitar a Estados Unidos o a España? Su chiripitifláutica argucia les salió rana por la no menos gamberrada de Francia contra Nueva Zelanda. Al final, va a ser cierto que cada uno está donde merece.
Los antecedentes se aparcan cuando el balón está en juego, pero sus recuerdos pueden aflorar a poco que la situación desmerezca. El pívot de Olympiacos Bouroussis no lo entiende así. «Nos merecemos todo el respeto del mundo porque representamos a un país y puedo asegurarte que nos sentimos tan favoritos como España. El pasado no cuenta». La primera jornada de octavos de final contará con un partido previo de imprescindible seguimiento. No sólo porque de él surgirá el rival de España -en caso de eliminar a Grecia-, sino por las reminiscencias que siempre acompañan a un Serbia-Croacia. Los de Ivcovic parten como favoritos, ya con su 'roster' al completo cumplidas las sanciones por la bochornosa reyerta del amistoso de Atenas contra Grecia. Pero la gran plantilla que presentan sus vecinos arlequinados rojiblancos de momento se encuentra maniatada.
Ha pasado con mucha pena y nada de gloria por este Mundial, ganando tan sólo a Irán y Túnez.