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El atentado de Hebrón impulsa el rearme de los habitantes de los asentamientos

JERUSALÉN. Actualizado: Guardar
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Era sólo cuestión de tiempo que la 'Operación Hebrón', reivindicada como «heroica» por el brazo armado de Hamás, tuviera sus consecuencias sobre el terreno. Y la primera, ayer, se saldaba en forma de una orden del ministro israelí de Interior, el ultraortodoxo Eli Yishai, que ha ordenado conceder a partir de ahora sin autorización policial licencia de armas a los colonos de Cisjordania.

Es habitual que muchos de ellos salgan de los asentamientos o se paseen por Jerusalén con la pistola al cinto, pero a una de las cuatro víctimas del brutal atentado le había sido revocada la licencia recientemente. Por eso, Yishai ha advertido que no dejará «que haya muertes por la burocracia». Y se justificaba: «Debido al inicio de las conversaciones directas, ya podemos ver a los asesinos salir de sus nidos para liquidar a los judíos».

Israel y Cisjordania están en nivel de alerta tres, uno por debajo del máximo. Existe temor a nuevos ataques, o a revanchas que incendien la tensión entre los árabes y los colonos, que además ayer decidían poner fin a la moratoria en la construcción en los asentamientos impuesta por el Gobierno hasta el 26 de septiembre y volver a las obras.

Contención y respeto a la ley

Desde Washington, Benyamin Netanyahu les pedía contención y respeto a la ley, pero al tiempo insinuaba en su entrevista con Hillary Clinton que, a partir de esa fecha, él mismo va a levantar las restricciones a la edificación. El argumento, informaba de antemano el analista Nahum Barnea en el 'Yedioth Ahronoth', es hacer entender a los norteamericanos que «mientras los colonos sean víctimas del terrorismo, para el público israelí será difícil aceptar la decisión de seguir con la congelación a las construcciones».

Si lo que querían los autores del atentado de Hebrón era comprometer el arranque del proceso de paz, lo que han conseguido es diezmar la posición negociadora palestina. Concretamente, la capacidad del presidente Mahmud Abbas para mantener la seguridad en su propio territorio, que -tal como exige la primera fase de la Hoja de Ruta- debe tener como respuesta el fin de las obras en los asentamientos que los palestinos han ido a reclamar a Washington. Aunque ahora, esa capacidad de control está en entredicho. A pesar -según ha dicho Nabil Shaath, miembro del equipo que ha viajado a EE UU con Abbas-, de que el asesinato trágico de los cuatro colonos se ejecutó dentro de Cisjordania «en un área de entera responsabilidad israelí». En la zona, la misma noche del ataque se detuvo a 150 personas vinculadas a Hamás en la búsqueda por encontrar a los pistoleros.

El atentado enfatizará las demandas de seguridad de Netanyahu y, por tanto, su capacidad para regatear en el ámbito de las concesiones.