Obama inicia la transición a la paz en Irak
Rechaza cantar victoria tras poner fin a los combates de EE UU en el país y apuesta por «completar el trabajo» con un esfuerzo civil
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarSiete años, más de 590.000 millones de euros, 4.500 soldados muertos, 32.000 heridos, más de 100.000 civiles muertos, casi cien en el último mes por las bombas que siguen explotando a diario. No es de extrañar que ni el propio Barack Obama quisiera ayer cantar victoria en Irak, lo que no le impidió celebrar la promesa cumplida: los combates han terminado. Casi todas las tropas están de vuelta en casa.
Antes de comunicar oficialmente el cambio de foco hacia Afganistán y Pakistán desde el Despacho Oval, Obama rindió tributo a las tropas en Fort Bliss (El Paso, Texas). Muchos de sus hombres y mujeres se preparan para un nuevo turno en Irak, donde quedarán 50.000 tropas estadounidenses al menos hasta finales de 2011. Y hay quienes piden que la presencia de ese contingente sea permanente.
Es el caso de Paul Wolfowitz, uno de los halcones de Bush, promotor de la guerra, a quien ayer 'The New York Times' cedió media página tamaño sábana para defender su teoría de que «el éxito en Irak no estará definido por cuántas tropas sacamos sino por cuántas dejamos». Y como ejemplo ponía a Corea del Sur, donde hasta el día de hoy aún quedan casi 30.000 soldados estadounidenses, 57 años después de firmar la paz. Para Wolfowitz y los suyos, Corea del Sur, invadida por Corea del Norte tan pronto como se retiraron las tropas americanas, es un aviso de lo que pasará si Obama cumple su promesa de retirarlas todas a finales del año que viene. «Mantener un compromiso de largo plazo, a un costo y riesgo mucho más reducido, es la mejor forma de garantizar las ganancias que hemos obtenido con tanto sacrificio», recomendaba el que fuera adjunto de Donald Rumsfeld en el Pentágono, luego recompensado con la presidencia del Banco Mundial.
Era como permitir que el asesino escriba la necrológica de su víctima y recomiende a la familia cómo sobrevivir sin ella, sólo que ese tipo de rehabilitación pública empieza a ser frecuente en un mundo que cada vez tiene la memoria más corta. Hace sólo dos años el fin de los combates en Irak hubiera despertado la euforia de quienes votaron a Obama para acabar con esa guerra. Ayer pasó sin pena ni gloria, no sólo para sus simpatizantes sino para los millones de personas que hace siete años protestaron enérgicamente contra la guerra.
Llamada a Bush
Su autor, el ex presidente George W. Bush, incluso era honrado por muchos como el artífice de la escalada militar que dicen permitió calmar la violencia y la retirada de hoy. Él mismo había pactado el calendario que Obama ha cumplido como propio. Ayer, antes de pronunciar su segundo discurso a la nación desde el reverenciado Despacho Oval, Obama se tomó el tiempo de telefonear a su predecesor para informarle del fin de los combates que había empezado. Ni rastro de las armas de destrucción masiva que justificaron la guerra y que hoy se han quedado como una broma de mal gusto en la confusa memoria de los pueblos.
Es hora de perseguir a Al-Qaida, que durante el mandato de Sadam Hussein no consiguió convencer al presidente laico para instalar sus campamentos en Irak, pero ahora tiene un brazo bien establecido que llama Estado Islámico de Irak, y que en los próximos meses intentará teñir de sangre la retirada estadounidense para que no suene a victoria.
Obama se cuidó mucho de pintarla como tal, escarmentado por el malogrado cartel de 'Misión Cumplida' que acompañó a Bush el 1 de mayo de 2003. Los críticos comparaban su discurso de anoche con la prematura celebración de Bush, por eso no dio nada por finalizado sino que habló de «transición». «Nos queda mucho trabajo que hacer hasta asegurarnos de que Irak sea un aliado eficaz», repitió. «Nuestro trabajo en Irak no está completo. Nuestra fase de combate se ha acabado, pero hemos trabajado demasiado duro como para descuidar la continuidad que tienen que hacer los civiles y las fuerzas de transición».