Con un par de ingredientes
Una pequeña aldea de Serbia celebra con éxito la séptima edición del campeonato mundial de cocina de testículos
Actualizado: GuardarDel cerdo, dicen, se aprovecha hasta los andares. Cada centímetro de su delicioso cuerpo merece ser saboreado por el paladar humano, que llega a algo parecido al éxtasis cuando de jamón ibérico se trata. Aunque, como no en todas partes se puede disfrutar de éste manjar patrio, los hay que no desechan ni las partes nobles del gorrino. O, al menos, es lo que hacen en una remota aldea en las montañas de Serbia, a 150 kilómetros de Belgrado, donde cada año se celebra el Campeonato Mundial de Cocina de Testículos. Pero que no tiemble el género masculino, porque, de momento, los balcánicos no se han vuelto carnívoros y los únicos platos aceptados para el disfrute culinario son a base de animales.
Toro, tiburón, canguro, caballo, pavo... Todo ser irracional dotado con genitales es bienvenido en el concurso. Y los improvisados chefs no hacen ascos a nada. Cocinan los testículos con peculiar cariño, ya sea como ingrediente en una pizza, bechamel o sopa. Cual caviar ruso, los responsables del campeonato aclaran que las gónadas en Serbia son comparables al queso y el chocolate en Suiza y el whisky en Escocia. Salvando las distancias, los productos típicos de estos países europeos son reconocidos internacionalmente y el sabor del género estrella del festival de los Balcanes produce, todavía, cierta incertidumbre.
Desde Fernando el Católico
Sin embargo, el campeonato fue todo un éxito. Huelga decir que eran más los curiosos que los intrépidos cocinillas, pero como la idea de los organizadores es fomentar el turismo en la región, el resultado fue óptimo. Quizá porque muchos creen que los platos -llamados 'riñones blancos' en serbio-croata- son ricos en testosterona y, además, son considerados un estimulante del líbido masculino. Ya se sabe, de lo que se come, se cría. Una leyenda con solera que ya corría como la pólvora en los tiempos de Fernando el Católico, gran comedor de testículos de morlaco con el objetivo de cumplir con su esposa.
Para el húngaro Zoltan Levai, ganador de la edición anterior, el monarca no se equivocaba. «Los de toro son los mejores», sugirió el 'chef', que en esta edición no se separó de una olla de metal llena de vegetales y grandes gónadas mientras el hilo musical amenizaba la espera con canciones folklóricas. El festín se acompaña con cantidades industriales de cerveza y vino y se culmina con un baño en un gélido río de montaña.
«El fin es la diversión, la comida y el valor», comentó Ljubomir Erovic, 'chef' serbio y especialista en materia de testículos. No en vano, como erudito que es, publicó hace un par de años un recetario cuyo denominador común eran las glándulas masculinas. Aunque los hombres no corren peligro, él mismo se encargó de explicar que «todos se pueden comer, excepto los humanos, por supuesto». Así que, de momento pueden respirar tranquilos, igual que Barack Obama, al que entregaron un premio por «valiente». «Tomó las riendas en el momento económico y político más difícil. Mostró que los tiene bien puestos».