La mujer puede representar a la Constitución de 1812. :: LA VOZ
LA HUELLA DE LAS CORTES EN EL ARTE

Goya y 1812: 'Esto es lo verdadero'

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Hay obras con las que los expertos no tienen dudas. Hablamos de la influencia que dejo Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 en Goya. El Ayuntamiento gaditano tiene en su agenda, para la conmemoración de Las Cortes, la llegada de la exposición de Goya y la Constitución de 1812, ya mostrada en el Madrid de 1982. Goya, el genio aragonés, ejecutó entre 1810 y 1815 una serie de 82 grabados titulados 'Los desastres de la guerra', donde se detallan, como un reportero de guerra ,las crueldades y desmanes cometidos por ambos bandos en la Guerra de la Independencia Española.

La primera edición apareció en 1863, publicada por iniciativa de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El hecho de que no fueran publicados en los años que trataba, puede responder a la dura crítica que las últimas estampas hacen del régimen de Fernando VII.

La calidad del papel y de las planchas eran de baja calidad. La técnica usada fue el aguafuerte, apenas uso Goya el aguatinta, debido probablemente a la precariedad de medios materiales con que realizó toda la serie, producida en tiempos de guerra. Dividida en tres partes por temas, el tercero que va del 65 al 82 trata del periodo absolutista tras el regreso del Deseado. Aquí la crítica política es clara y utiliza la alegoría con animales, donde en algunas de las estampas los lobos representarían a los partidarios del absolutismo y el caballo a los liberales. La que nos interesa por su relación con la Constitución, es la última de la serie, la número 82, donde a modo de conclusión da una esperanza respecto a los anteriores, con un contenido más pesimistas.

Representa la abundancia y la felicidad, un manifiesto a favor de la paz y el trabajo, principios ilustrados, base de las ideas de los liberales del XIX. El gesto de la mujer radiante, de su mano izquierda, nos da la pista de que es una alegoría de la Constitución, como la que esta dibujada en la portada de la primera edición de la Constitución de 1812.