UN CLUB DE SABIOS

El próximo fin de semana por fin comienza la Liga en las tres categorías. Por desgracia la tercera en importancia volverá a interesarnos, porque el Cádiz estará inmerso, presuntamente, en la lucha por el ascenso con Jaén, Murcia, Ceuta y algún convidado de piedra que tratará de subirse al carro. Se acabó escribir de Pachón, del Trofeo y otras cosas secundarias. Lo verdaderamente trascendente empieza a cocerse en los campos españoles a partir del sábado.

El verano que se va nos deja algunas perlas. Pero, quizás, lo más destacado para mí ha sido descubrir que tenemos un club de sabios. Para empezar que alguien me explique cómo después de un descenso se han conseguido tantos socios. Eso no depende de ellos, sin embargo habrán puesto su granito de arena para que tanta gente se abone. Tampoco hubiese venido mal que se revisaran los precios, que han provocado más de un quebradero de cabeza, aunque su influencia posterior hay resultado más bien escasa.

Sin embargo, esa virtud propia de Sócrates se ha demostrado sobre todo en la capacidad para rectificar como sabios, como bien reza en el manido axioma. En primer lugar, se han rectificado determinados sueldos que no se podían sostener en Segunda B. Además se ha pasado de confiar en fichajes de campanillas y algún retoque llegado del exterior a confeccionar una plantilla en la que los canteranos van a tener cierta presencia. Eso se llama rectificar.

Este arte también ha tenido su refrendo en el propio Trofeo Carranza. De regalar el partido de consolación se pasó a rectificar y a explicar que se había tratado de un malentendido.

El apartado de rectificaciones ha vivido su penúltimo capítulo con el tema de las calzonas. Se dijo por activa y por pasiva que se mantendría el color amarillo y que había cosas más importantes que solucionar que la indumentaria. Al final serán azules. Así lo han querido los sabios.