AVISO
Actualizado: GuardarLa derrota sufrida por el equipo amarillo ante la Balompédica Linense supone un serio y oportuno aviso para la afición, para los jugadores y para el entrenador. Este partido anuncia las duras dificultades que se van a presentar durante una temporada que, otra vez más, puede ser decisiva para el futuro económico del club y para las perspectivas profesionales cada uno de sus componentes. Tras el análisis del juego desarrollado en el estadio linense es inevitable que todos los integrantes de la plantilla adquieran conciencia de que, además de poner en práctica las lecciones dictadas por Risto Vidakovic, tienen la obligación y la necesidad que sudar la camiseta desde el primer minuto del partido contra el Real Jaén hasta el último del que disputen, allá por el mes de mayo contra la Unión Deportiva Melilla. Los aficionados hemos de aceptar que este Cádiz es un equipo 'vencible' en una categoría en la que no le está permitido dormirse ni pasearse. El reconocimiento de esta obviedad -la esencia y el aliciente de todas las competiciones deportivas- debería estimularnos para que sigamos proporcionando nuestro apoyo. Es cierto que, para alcanzar el objetivo de esta temporada, hay que ganar casi todos los partidos, pero también es verdad que, en cada uno de ellos, cabe también la posibilidad de perderlos. Esta inseguridad es la razón por la que, en estos momentos previos, se ciernan tantas incertidumbres sobre el horizonte de nuestro fútbol, pero reconozcamos que, en esta inseguridad reside también una de las claves de los múltiples atractivos que ejercen los partidos de fútbol: por mucha diferencia que exista en los presupuestos, en la calidad de sus jugadores e, incluso, por mucha distancia que separe a dos equipos en sus respectivas divisiones, para saber cuál es el vencedor hemos de esperar el pitido final. Ni la historia ni el nombre de un club garantizan el triunfo. Por eso, antes de jugar un partido, es necesario que se acepten como posibles los tres signos de la quiniela.