Un pequeño terremoto en boca de todos
El teléfono de Emergencias 112 recibió un centenar de llamadas de personas que sintieron la sacudida El seísmo tuvo su epicentro en Chiclana, pero se notó hasta en El Puerto
CÁDIZ. Actualizado: GuardarQue el Golfo de Cádiz es una zona propicia para los terremotos, no es ninguna novedad. Pero la Tierra se empeña en recordarlo cada cierto tiempo, con seísmos más o menos intensos, que unas veces provocan 'tsunamis' destructivos -como el que llegó a la capital en 1755- y otras, por suerte, sólo dan un susto a sus vecinos y hacen tiritar los objetos de la casa.
Uno del último tipo, con epicentro en Chiclana y una magnitud de 3,5 de la escala Richter, se dejó sentir ayer en los hogares de muchos gaditanos desde Conil hasta El Puerto. Eran las 10.30 horas de la mañana, cuando el teléfono de Emergencias 112 comenzó a recibir un centenar de llamadas de quienes notaron que el suelo, las mesas, las camas y las ventanas temblaban como si un camión de gran tonelaje pasara por su lado. Nada peligroso, pero sí llamativo.
Normalmente los seísmos con magnitudes menores a 3,5 ni siquiera se perciben. Decenas de ellos tienen lugar cada mes en mitad del mar, donde se encuentra la falla tectónica que separa Europa y África. Pero el de ayer tuvo su origen tierra adentro y muy cerca: en Chiclana, entre las salinas del polígono industrial del Torno y las playas de La Barrosa. «Los terremotos de la provincia de Cádiz no se suelen dar por esa zona», explica Emilio Carreño, director de la Red Sísmica del Instituto Geográfico Nacional, que sitúa los seísmos de mayor intensidad en las zonas de la Sierra.
En tierras chiclaneras, en cambio, no se detectaba uno equivalente al de ayer desde 1969, cuando se alcanzaron los 3,8 grados Richter. Con todo, la intensidad de las sacudidas en la superficie no sólo depende de la magnitud del choque de las placas bajo el suelo, sino también de la profundidad en que se encuentre el epicentro. Según Carreño, en zonas costeras como Chiclana, el suelo está formado por «una piel fina -de sedimentos- que cabalga sobre una piel más gruesa, de corteza»; y en el caso de ayer, el origen se encontraba en la 'piel' más superficial.
La intensidad, por eso, se mide de manera diferente a la magnitud; por lo general, a través de las percepciones de los vecinos que sufren el seísmo. Ayer, el Instituto Geográfico Nacional recibió más de 130 testimonios de gaditanos, que rellenaron un cuestionario en su pagina web (www.ign.es).
Apenas una hora y veinte minutos después del temblor chiclanero, se reproducía una pequeña réplica con un epicentro muy cercano al anterior, pero en aguas de la costa. En este caso, sin embargo, la magnitud apenas alcanzó los 1,7 grados Richter y nadie se dio cuenta de él. No sólo por lo pequeño que era, sino porque todo el mundo andaba entretenida comentando su experiencia con su hermano mayor.