Los secretos de Murillo, al descubierto en Sevilla
Una investigación del CSIC revela los materiales y técnicas que el genial pintor sevillano utilizó en sus obras
SEVILLA. Actualizado: GuardarVarias capas preparatorias antes de la pintura y profusión de esmalte azul componen la fórmula magistral con la que Bartolomé Esteban Murillo compuso gran parte de sus obras, según ha descubierto un equipo de científicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La investigación, con técnicas inéditas hasta ahora en España, supone un gran paso a la hora de restaurar lienzos dañados, pues permite determinar con más exactitud los materiales y su disposición.
Las indagaciones, que comenzaron en 2004 y que han sido publicadas en portada en la prestigiosa revista 'Analytica Chimica Acta', han estado dirigidas por el Instituto de Ciencias de los Materiales de Sevilla en colaboración con diversas instituciones, como la Universidad Hispalense o el Museo de Bellas Artes de la capital andaluza. De tres de los cuadros expuestos en el museo se tomaron las muestras de los pigmentos antes de comenzar su restauración: 'Virgen con Niño', 'San Juan Bautista' y 'San José y el Niño'.
El responsable del proyecto, Adrián Durán, explica que entre otros rasgos distintivos, el pintor sevillano utilizaba mucho esmalte azul en sus cuadros, «más que otros pintores de su época como Ribera, Valdés Leal o Bocanegra», además de otros materiales como bermellón, lapislázuli, blanco de plomo, laca roja, massicot (óxido de plomo), amarillo de plomo y estaño, malaquita, carbón vegetal o negro de huesos (obtenido calcinando restos óseos de animales).
El uso de esmalte azul, en vez de otros pigmentos para lograr este color, le permitía conseguir la tonalidad y brillo característicos que se aprecian en los mantos de las vírgenes de muchas de sus obras más famosas. Asimismo, Durán destaca que para el color rojo usaba más de un pigmento, lo que da idea de su esfuerzo por alcanzar el tono rojizo que tenía en mente a la hora de ponerse ante un lienzo.
La investigación ha sido posible gracias a una novedosa técnica, la microdifracción de rayos X (micro-DRX), menos invasiva que las convencionales -también empleadas en este estudio- y que permite obtener resultados con muestras mínimas, uno de los principales obstáculos al que se enfrentan los restauradores a la hora de conservar una obra. Eso sí, a falta de un laboratorio en España dedicado exclusivamente a patrimonio artístico, el análisis por microdifracción se ha llevado a cabo en el Museo del Louvre, donde Durán estuvo investigando dos años.
«Hasta ahora sólo era posible aplicar esta técnica en grandes instalaciones, como los sincrotrones (aceleradores de partículas)», subraya el químico, pero con el equipo de laboratorio desarrollado por el museo parisino ha sido factible «con muestras mínimas».