El responsable de Barcelona Acció Solidària, Francesc Osán, en el centro, se felicita con otros dirigentes de la ONG, de la liberación de los dos cooperantes. :: AFP
ESPAÑA

Vilalta y Pascual vuelven a España tras el secuestro más largo de Al Qaida

«Estamos felices, es un gran día para nosotros», declaró uno de los cooperantes tras ser puesto en libertad

RABAT. Actualizado: Guardar
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Después de 268 días en manos de Al-Qaida en el Magreb Islámico, Albert Vilalta y Roque Pascual partieron ayer de Uagadugu, la capital de Burkina Faso, a Barcelona. A bordo del avión Falcon que las Fuerzas Armadas españolas enviaron viajaban también sus esposas a las que, por fin, pudieron abrazar y acabar con una pesadilla que ha durado casi nueve meses.

La odisea de Pascual y Vilalta ha sido larga y azarosa. Su liberación también. Desde que el canal de televisión árabe Al Arabiya y varios medios mauritanos anunciaron que los catalanes habían sido puestos en libertad y hasta que los cooperantes se encontraron en manos seguras pasaron más de 20 horas. La noticia de la liberación saltó sobre las cinco de la tarde, hora española, del domingo, pero Vilalta y Pascual todavía tuvieron que recorrer cientos de kilómetros de desierto y sabana desde la zona del norte de Malí, donde estaba el escondite de la célula de AQMI, hasta la frontera con Burkina Faso. «Estamos felices, es un gran día para nosotros», declaró Vilalta ante los periodistas después de aterrizar en la capital de Burkina Faso y antes de ser trasladado a Barcelona junto a Roque Pascual.

Los cooperantes viajaron acompañados por el principal negociador de la liberación, Mustafa Uld Liman Chafi, asesor del presidente burkinés, que llegó durante la noche del sábado al punto donde se encontraría con los terroristas y con los españoles.

Los cooperantes viajaron escoltados asimismo por varios «hombres de confianza» de los terroristas. El camino es muy peligroso y los aún secuestrados necesitaban la protección de sus captores ante las bandas que proliferan por la zona y que también tienen en el secuestro uno de sus negocios.

Mientras los catalanes recorrían el largo camino a través del desierto de vuelta a casa, el Gobierno se empeñó en no confirmar la noticia de la liberación, y no lo haría hasta que Vilalta y Pascual pudieron dejar atrás a sus secuestradores. El camino era peligroso y aún no se podía asegurar que algún imprevisto no arruinara la liberación.

Vilalta, Pascual y Chafi tomaron ayer, alrededor de las tres de la tarde, un helicóptero fletado por el Gobierno burkinés que llevó a los cooperantes y al negociador a Uagadugu. «La operación ha terminado con éxito, los dos cooperantes españoles se encuentran a salvo y viajarán a España en las próximas horas», aseguró Chafi a la agencia mauritana Sahara Media.

El desenlace del secuestro ha transcurrido, paso por paso, como el de Alicia Gámez, puesta en libertad el pasado 10 de marzo. En aquel momento, sin embargo, la noticia no se conoció hasta que la cooperante se encontraba a salvo junto a su hermano y la secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez, en Uagadugu. Los cooperantes llegaron a la capital burkinesa sobre las seis menos cuarto de la tarde, tras hacer una escala en Goram Goram, donde Vilalta y Pascual pudieron asearse y el helicóptero repostó combustible.

En Uagadugu esperaba un avión Falcon que las Fuerzas Armadas españolas enviaron para recoger a los cautivos. Allí aguardaban también sus esposas y se acabó una pesadilla de 268 días, el secuestro más largo de Al-Qaida del Magreb Islámico. En una breve declaración en el aeropuerto, Vilalta dijo: «Estamos felices, es un gran día para nosotros». Antes de volar hacia Barcelona, el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaore, mantuvo un breve encuentro con los dos cooperantes. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, agradeció poco antes en persona al gobernante burkinés y a su homólogo de Mali, Amadou Toumani Touré, su colaboración para la solución del secuestro. En la aeronave viajaba también en esta ocasión la secretaria de Estado de Cooperación, así como un médico y un psicólogo, que comprobaron, in situ, el estado de salud de los ya ex rehenes.

Extradición

El feliz desenlace se ha producido apenas una semana después de que Mauritania extraditara a Malí al hombre que organizó el secuestro, el mercenario a sueldo de Al-Qaida Omar Sidi Ahmed Uld Hama, alias 'Omar Saharaui'. Desde que Saharaui, que no tenía cuentas pendientes con la justicia maliense, abandonó Mauritania, su rastro se ha perdido y todo apunta a que ha sido liberado. Su excarcelación, además del pago, por parte del Gobierno español, de un rescate del orden de los ocho millones de euros, habría permitido la puesta en libertad de Vilalta y Pascual.

Los cooperantes fueron secuestrados el pasado 29 de noviembre cuando recorrían, en una caravana solidaria, la carretera que une la ciudad mauritana de Nuadibú con la capital, Nuakchot. Poco después fueron trasladados al norte de Malí, donde han permanecido en manos de la célula de AQMI comandada por Mojtar Belmojtar.

Josep Ramon Giménez, portavoz de la ONG de los cooperantes, Barcelona Acció Solidaria, exultante y con una copa de cava en la mano para celebrar la liberación de sus dos compañeros, reconocía que «desde la mañana del domingo hemos vivido una emoción contenida, que se ha convertido en euforia cuando hemos recibido, al fin, la llamada de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega confirmándonos la liberación de Albert y Roque». Pese a todo, puso un punto de cautela: «hasta que los veamos y los toquemos esta noche no nos vamos a quedar tranquilos».