DONDE VAN, TRIUNFAN
Actualizado: GuardarEn estas líneas no pretendo más que expresar mi profunda admiración hacia todos y cada uno de los que componen el equipo humano que forma la selección española de baloncesto. Como reza el lema del anuncio de una conocida marca de cerveza, donde van, triunfan. Y lo hacen no solamente porque sepan jugar al deporte de la canasta mejor que nadie, porque son varios los combinados nacionales que han demostrado que le pueden crear problemas, sino porque han sabido formar una piña, un todo en el que no importan las partes, que sólo sabe reaccionar creciéndose ante las adversidades.
Los primeros minutos del partido de ayer ante Estados Unidos nos provocaron un pellizco en el estómago a más de uno, porque todo apuntaba a que la 'Roja' iba a mudar, más bien, al morado. Y no era justo que los doce hombres de Sergio Scariolo se cogieran el avión rumbo a Turquía con la moral tocada (como es lógico) por haberse llevado un repaso de los 'yankees' después de haber firmado una brillante pretemporada.
Menos mal que, como se esperaba, la furia salió a relucir y los Navarro, Marc Gasol, Reyes o Garbajosa se marcaron un partido de esos que sólo saben hacer los grandes, de esos a los que nos tienen acostumbrados los 'juniors de oro', que no paran de darnos alegrías desde que la liaran hace ya once años en el Mundial junior de Lisboa.
No importa en absoluto el resultado final (85-86). Me quedo con el global de la excelente pretemporada (ocho victorias en nueve encuentros; impresionante), y sobre todo con la sensación que ha quedado patente de que no existen prácticamente diferencias entre los reyes del basket (aunque vayan a dejarse en casa otra vez más a sus estrellas) y la selección española. Ese sentir general que nos dice que vamos a estar otra vez arriba, que podemos, con o sin Pau, volver a alzar la corona mundial que ya levantamos en 2006 en Japón.