UN 'CASTING' CON MUCHO CUENTO

Los de Disney decidieron que Cádiz debía ser algo así como la oficina del Inem

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Ahora resulta que a las selecciones de personal las llaman 'casting'. Nada de aspecto impecable, traje de chaqueta y apretón firme de manos. Anda ya, qué demodé. Hoy las cosas han cambiado, ahora lo que se llevan son las orejas de Dumbo y la nariz de Pinocho. Así triunfas, fijo. Y si de paso demuestras que sabes frotar la vajilla con más destreza que Aladdin su lámpara, ya ni te cuento. Me van a perdonar, pero hay ocurrencias que, de puro originales, me incomodan. Que en plena crisis, con no sé cuántas miles de familias haciendo malabares con 426 euros y las colas del paro que echan humo, haya quien plantee el acceso a una empresa como una 'Operación Triunfo' pasada por el tamiz de Chip y Chop me suena sinceramente a choteo.

Porque todo esto es muy de dibujo animado. Resulta que los de Disney, sí, los mismos de Mickey, Pluto y Buzz Lightyear, en algún despacho del planeta, decidieron que Cádiz debía de ser algo así como la oficina del Inem del mundo de la fantasía. Quizá no andaban tan mal informados. Aquí hay muchos que fantasean con trabajar y otros que entonan por las callejuelas el 'hakuna matata' (no te angusties) como 'leit motiv'. O puede que leyeran algo sobre el realismo mágico gaditano. Vete tú a saber. Y para darle a todo un puntito de ficción más chirriante se plantaron esta semana en Tarifa, El Puerto de Santa María y Cádiz con un puestecillo ambulante, dispuestos a contratar a trescientas personas para trabajar en Disneyland París: aspirantes a Blancanieves de cantina para servir a cientos de enanitos o Peterpanes sin complejos para lo que se tercie. Que de puro rebién que suena no es necesario explicar demasiado en qué consisten estas ofertas de fábula; y, bueno, lo de los sueldos, que ya lo arreglarás llegado el momento con el Tío Gilito, digo yo. Que esto no es una selección de recursos humanos, a ver si nos enteramos, que esto es un 'casting'. Acabáramos. Que lo primero te recuerda a doblar el espinazo y a número de la Seguridad Social, y con lo segundo, te sientes como si la mismísima hada madrina de Cenicienta hubiera venido a tocar tu currículum con su varita. Ploff. Que ya lo decía Mary Poppins, que para mí que también buscaba personal en sus ratos libres: "Con un poco de azúcar, esa píldora que os dan; la píldora que os dan... pasará mejor". Y para insuflarle un toque de espectáculo (that's entertainment), los organizadores graban hasta un 'Cómo se hizo' (¿habrá tomas falsas?). Genial para los créditos de 'Toy Story 3', pero disparatada parafernalia para contratar a trescientos desempleados.

Pero ni por esas les está resultando fácil. En Tarifa no les quedó más remedio que recorrerse unos cuantos bares a ver si convencían a alguien de una oportunidad tan 'superfragilística'. Y mira que las preguntas tampoco eran como para ejercer de alto directivo en el BNP Paribas: «¿Por qué te gustaría trabajar con nosotros?»; «¿dónde has estado aprendiendo francés?». C'est fini. Psicología pura. No sé, ya puestos, les podían haber planteado preparar la pócima que convertía en minúscula a Alicia o comprobar si eran dignos candidatos a 'La sirenita' aguantando la respiración en la playa de La Victoria. Después de todo, a ver si tienen suerte y si consiguen completar el cupo, que ya se sabe que los españoles somos bastante Pato Donald con los idiomas. Y no digo yo que la oferta sea como para hacerle ascos, tampoco puedo afirmar lo contrario, pero es que tanta puesta en escena para algo tan serio tira a guasa y le deja a alguno el morro más fruncido que a Goofy, que como todo el mundo sabe era tonto del bote. El próximo 26 será el punto y final de este 'casting' de ensueño en El Puerto. Ojalá los seleccionados se hinchen de comer perdices, pero insisto, no creo que para contratar a alguien haya que echarle tanto cuento.