Francia espera un otoño caliente
El Parlamento reanuda el 7 de septiembre el debate de las jubilaciones, y los sindicatos retoman las movilizaciones Los ajustes adelantados por Sarkozy se suman a la reforma de las pensiones
PARÍS. Actualizado: GuardarEl Gobierno francés abordará el viernes 25 de agosto el nuevo programa de ajuste con el que persigue reducir el déficit público hasta un 6% del Producto Interior Bruto en 2011 en un entorno económico menos favorable de lo que inicialmente había previsto. Se avecina un otoño caliente en el país vecino. Quienes resulten perjudicados directos de las medidas ahora anunciadas -funcionarios con el sueldo congelado, pero también las familias que van a ver reducidas las deducciones fiscales por la contratación de personas para el cuidado de los niños, o los profesionales con oportunidades de exenciones tributarias- se podrían sumar a la protesta que los sindicatos han convocado para el 7 de septiembre, en la misma fecha en que está previsto que el Parlamento retome el debate de la reforma de las pensiones.
Ante las movilizaciones anunciadas, y para no aumentar la nómina de descontentos, el Ejecutivo galo podría aplazar hasta finales de septiembre, cuando debe presentar su proyecto anual de cuentas públicas, la concreción de las reducciones ahora esbozadas. El gabinete Sarkozy parece decidido, no obstante, a aplicar los recortes «este mismo otoño, sin falta».
Algunas medidas, como la congelación del gasto público, o el recorte en la tasa de reposición de los funcionarios -solo uno de cada dos jubilados se reemplazará- serán de aplicación en el ejercicio 2011. Y no se descarta la posibilidad de que ciertas ventajas fiscales que ahora favorecen a planes de pensiones y seguros de vida también se vean suprimidas, lo mismo que el reembolso de los gastos por visitas médicas o la compra de medicinas.
Como ocurre en España, la última ofensiva del Gobierno francés para disciplinar el gasto de las administraciones ha coincidido con las vacaciones de verano. Como la iniciativa que tiene como eje el retraso de la jubilación a los 62 años sigue pendiente de aprobación por el legislativo, las centrales intentan luchar con el calendario en su empeño de canalizar las protestas.
Los sindicatos llevaron a cabo, con éxito relativo, una jornada de movilizaciones el 24 de junio, en la que participaron entre 800.000 y 2 millones de franceses -según cifras proporcionadas por la policía y los convocantes, respectivamente- pero la larga pausa estival obligó a las centrales a desarrollar su imaginación para mantener viva la protesta.
La intersindical que aglutina a las tres principales formaciones -CGT, CFDT, FO, unidos como nunca hasta ahora en el rechazo a los planes del Gobierno- ha adelantado la vuelta a la actividad. Tras la movilización del 7 de septiembre, y consciente de que el calendario apremia -la reforma de las pensiones llegará al Senado a mediados de octubre- ya se plantea la posibilidad de convocar huelga general, pero las opiniones todavía se encuentran divididas.
La edad legal de la jubilación pasará en Francia de 60 a 62 años -en España se baraja la opción de subir de 65 a 67 años- pero el cambio no será radical. Desde el 1 de julio de 2011 se sumarán cuatro meses por año y, en la práctica, los nacidos en 1950 serán los últimos en disfrutar del retiro a los sesenta. La edad para cobrar la pensión máxima sube de los 65 a los 67 años, y la duración de la cotización exigida para la más elevada prestación va a superar los 41 años y un trimestre (en España son ahora 35) para las generaciones a partir de 1953. La reforma abre derechos nuevos, que reconocen el desgaste de ciertos oficios, o la dedicación de quienes empezaron a cotizar en edad temprana.