EL CHEQUEO

Fútbol bajo sospecha

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Hacer trampas en el fútbol, como en cualquier otro deporte, es posible, el único peligro, teóricamente, es que te descubran. Dentro del terreno de juego la competencia para juzgar lo que ocurre depende del ojo del árbitro, y todo lo que no esté reflejado en las actas arbitrales prácticamente no existe. El árbitro, como cualquier persona, puede cometer fallos y muchos aficionados no se explican el rechazo visceral de la FIFA a utilizar las nuevas tecnologías para evitar los errores producidos por la picaresca de los futbolistas que pueden llegar a costar una liga u otro título. Es inaceptable que no haya consecuencias cuando abundantes imágenes de televisión evidencian las infracciones cometidas y se tiene la certeza absoluta de que se ha cometido una trampa. Todavía se recuerda el campeonato mundial que obtuvo Argentina gracias a la famosa mano de Dios de Maradona.

En España, es especialmente difícil que las instituciones del balompié rectifiquen un resultado o lo anulen. La normativa lo permite, entre otros casos, para alineaciones indebidas o predeterminación de resultados, conforme al Código Disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol (artículos 76 y 75), siempre que se incoe un procedimiento administrativo instruido por los órganos competentes de la disciplina deportiva. Algunas alineaciones indebidas han sido sancionadas, como la del Celta hace unos años, al aplicar estrictamente el reglamento; en la mayoría de los casos, estas faltas han sido fruto de un mero despiste del club y no de una conducta dolosa.

En cambio, no hay constancia en la Liga Profesional, donde se juegan muchos millones de euros, de sanción alguna por perder a propósito a cambio de promesa de dádiva o presente (lo que vulgarmente llamamos compra de partidos) o por acuerdo indirecto de presentar un equipo notoriamente inferior. Todos los años se producen rumores de supuestas compras de partidos. Al no considerarse delito esta conducta, es muy difícil de demostrarlo pues los medios de prueba están restringidos a coger infraganti al autor o a una inverosímil confesión de los culpables, lo que convierte a esta norma en papel mojado. Esto cambiará con la entrada en vigor del nuevo Código Penal en diciembre, mientras tanto, el prestigio de un país campeón del mundo de fútbol queda en entredicho.