Crímenes de guerra

En medio del gran y creciente desprestigio, incluso a escala internacional, de nuestra justicia, el que el juez Pedraz haya reabierto la causa por el asesinato del periodista José Couso nos proporciona al finun rayo de esperanza. Esperemos que un día no muy lejano sean juzgados no sólo los culpables de ese crimen de guerra, sino todos los principales responsables de esa tan injusta y ya demasiado larga guerra de Irak, con centenares de miles de víctimas inocentes.

Y, aunque ya hayan muerto y no se pueda hacer nada por recuperarlos, jueces e historiadores deben revisar la historia para condenar, al menos moralmente ya, a cuantos cometieron crímenes de guerra.

Está claro que la historia la escriben los vencedores, como los aliados que ganaron en la Segunda Guerra Mundial; y si los vencidos son juzgados y condenados como deben , como entonces en Nuremberg, el fin fundamentalmente defensivo de los aliados no justifica todos sus actos, como hay que recordar estos días de agosto, por equidad y para prevenir futuras y poco deseadas tragedias para la humanidad.