Sociedad

Enrique Ponce sale por la Puerta Grande en Málaga

El matador se ha proclamado triunfador del cuarto festejo de abono de la Feria de después de cortar tres orejas

MÁLAGA. Actualizado: Guardar
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El gran triunfador de la tarde ha sido Ponce, que ha sumado tres orejas, la primera, al que abrió plaza, un animal incómodo al que desarrolló una faena técnica, con emoción y detalles de gusto. Mas rotundo estuvo con el noble cuarto, al que exprimió y con el que destacó en una buena tanda al natural. Las tontinas finales pusieron la rúbrica a una faena marca de la casa.

No tuvo opción alguna Manolo Sánchez con el primero de su lote, muy parado con el que no fue posible ni el arrimón. Más posibilidades ofreció el quinto, un burel con nobleza con el que destacó con una buena tanda con redondos aunque sin continuidad.

Oliva Soto dejó constancia de su gusto con el capote con un quite por delantales. Su primero duró muy poco y no le dejó desarrollar una faena de calidad; con el último, muy parado, tampoco pudo lucirse.

La plaza registró más de tres cuartos de entrada en tarde calurosa.

Los diestros Manolos Sánchez y Oliva Soto sustituían a los lesionados Julio Aparicio y a Cayetano.

Gran corrida de Manzanares

Dos orejas y un importante paso más en su brillante temporada consiguió José María Manzanares, hoy en San Sebastián, doble trofeo en un mismo toro, lo que significa Puerta Grande en esta plaza, por una faena de tanto arrebato como técnica y estética.

En San Sebastián es más que notable el esfuerzo de los toreros, sin embargo, se nota la ausencia de la otra parte.

La suerte es que a poco que embiste uno, como ocurrió con el tercero, siempre hay un torero dispuesto y capaz, en este caso Manzanares. Un toro que se movió, no obstante, sin la clase apropiada. No terminó de entregarse en varas, y desde un primer momento se fue quedando corto en la muleta, reponiendo las embestidas y con la cara por encima del palillo. El mérito de Manzanares fue que lejos de dejar que se agotara le hizo ir siempre a más, ayudándole a base de espera y temple.

El trasteo final tuvo un comienzo algo dubitativo por la escasa condición del toro. Pero de ahí al final cambió por completo el panorama

El sexto no fue toro propicio para redondear. Empujó mucho, pero sin humillar, espaciando las embestidas. El esfuerzo de Manzanares no llegó a ninguna parte, pues incluso hubo desarme en el epílogo del festejo.