En esta clínica se entiende que los problemas con los perros llegan cuando «se humaniza a los canes». :: EVA LINDBERG
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Pacientes de cuatro patas y mucho pelo

El hospital veterinario Bahía de Cádiz abre sus puertas 24 horas al día para atender las emergencias de esos otros «seres queridos» Federico Vilaplana lleva más de 30 años dedicado a cuidar y sanar a los animales

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Los pacientes son de cuatro patas y, por lo normal, tienen mucho pelo. No saben hablar, pero sienten, y al igual que los humanos también se ponen malos o necesitan de prevención médica. En el hospital veterinario Bahía de Cádiz pueden encontrar todo lo que necesitan para su salud. Aquí no falta de nada. Camillas, goteros, radiografías y muchas otras máquinas dan una verdadera imagen clínica. En este centro de la plaza de Madrid, junto a la avenida, también se atienden las urgencias durante las 24 horas del día y, entre los ocho veterinarios con los que cuenta la empresa, está Federico Vilaplana, uno de los socios fundadores y el presidente del Ilustre Colegio de Veterinarios de Cádiz.

A sus 55 años, y con 32 de experiencia en la profesión, Federico sigue disfrutando de su trabajo como el primer día. «Es una suerte poder trabajar en lo que le gusta a uno», asegura cogiendo a un perro pequeño, que tiembla de miedo tras la operación a la que ha sido sometido. Para dedicarse a esto «hay tener predisposición por animales, ver un cachorro y sensibilizarse con él».

Nació en Marruecos y este amor por los animales le llevó hasta Córdoba, donde estaba la única universidad andaluza que ofertaba la titulación de Veterinaria. «Es una carrera vocacional», recuerda, a la vez que confiesa que allí conoció a una chica que acabó siendo su mujer y compañera del centro hospitalario. «Antes era una carrera eminentemente masculina y ahora es claramente femenina», aclara. Al acabar la facultad marchó a Francia para seguir formándose y finalmente se vino a 'La Tacita de Plata', de donde es su esposa.

De las tres ramas de la Veterinaria, la de alimentación, la de producción y la clínica, Federico se decantó por ésta última. Por sus manos, a lo largo de estos años, han pasado infinidad de animales diferentes, desde los pitones que han llevado a su consulta hasta los linces que atendía cuando trabajaba para Medio Ambiente. Llega a tal punto que se reconoce incapaz de decidirse por el más exótico que haya encontrado. Lo que sí tiene claro son cuáles son los más atendidos en Cádiz: los perros, los gatos y los hurones.

Para Federico, «los gatos están ganando terreno porque no hay que sacarlos como el perro», aunque reconoce que «a pesar de que sean más limpios, los perros dan más». Quizá por eso, el mejor amigo del hombre sigue siendo la mascota por excelencia. En su consulta cuenta cómo, «aún sin saberlo, a los animales de compañía se les acaba cogiendo cariño como a un miembro más de la familia». Los problemas llegan cuando «se humanizan» a estos animales. «Los perros son perros, llegan queriendo ser jefes y no indios, pero no se les puede dejar». Federico afirma que el comportamiento y las emociones de los propietarios se llegan a transmitir a los animales, tales como la depresión o la ansiedad y sonríe añadiendo, seguro de sí, que «el nos entiende mejor a nosotros que nosotros a ellos».

El trabajo merece la pena «cuando te viene mal un animal y lo sacas para adelante», sin faltar los momentos desagradables, «cuando hay que practicar una eutanasia».