Cartas

El voto de los miedosos

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La historia del siglo XX nos dice que los movimientos ultraderechistas han nacido y se han desarrollado en momentos de crisis -económica, política-, presentándose a sí mismos como una respuesta rápida y eficaz a los problemas. Las etapas de crisis son etapas de miedo, y si en tales periodos es cuando la ultraderecha gana más adeptos, la conclusión está clara: el fascismo se nutre del miedo. Me pregunto si a alguno de ustedes le gustaría tener en el gobierno de su país a un puñado de tipos asustadizos y acongojados -por no usar una palabra de parecida pronunciación pero no tan fina-. O, mejor dicho: más asustadizos y acongojados que otras opciones políticas. Sería como montarse en un autobús cuyo conductor se espanta cada vez que va a entrar en una curva, o cada vez que empieza a llover.

Hoy la historia se vuelve a repetir; los partidos neofascistas europeos están en un buen momento, a juzgar por el aumento de votos hacia este tipo de formaciones. El miedo a la crisis, al paro, a los extranjeros, a la pérdida de bienestar, espanta a los ciudadanos, y creen que la ultraderecha les va a salvar de todo eso. No es de extrañar. Todo el mundo sabe que cuando el ganado se asusta tiene reacciones violentas.