Un guarda de seguridad vigila el edificio que alberga el reactor de la planta nuclear de Bushehr, ubicada 1.200 kilómetros al sur de Teherán. :: AFP
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Rusia desoye a EE UU y relanza la carrera nuclear iraní

Anuncia que en una semana pondrá en marcha la planta atómica de Bushehr pese a la oposición de Washington

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Pese al actual régimen internacional de sanciones, que cuenta por cierto con el apoyo de Rusia y China, y a los continuos toques de atención de EE UU, la agencia nuclear rusa Rosatom pondrá finalmente en funcionamiento la central atómica iraní de Bushehr, el próximo 21 de agosto, con el objetivo aparente de producir solamente electricidad.

La polémica decisión se toma después de sucesivos retrasos, desacuerdos, impagos y un enconado tira y afloja entre Washington y Moscú. Supone la entrada de Irán en el club nuclear mundial, aunque, de momento, sólo para el uso civil de ése tipo de energía.

Serguéi Nóvikov, portavoz de Rosatom, explicó ayer que se trata «del comienzo del arranque físico del reactor». Se comenzará a cargar el combustible nuclear y, antes de que el complejo alcance su total operatividad, deberán pasar unas semanas. Nóvikov declaró que al acto de inauguración de la central, el próximo sábado, acudirán el director de Rosatom, Serguéi Kiriyenko, y su homólogo de la Agencia Iraní de Energía Atómica, Alí Akbar Salehi.

La noticia era confirmada desde Irán por Mahmud Jafari, responsable del equipo de supervisión de las obras de Bushehr. En declaraciones a la televisión estatal de su país, Jafari dijo que «todos los trabajos de instalación de los equipos así como las pruebas de funcionamiento y seguridad han concluido, la central está lista y se encamina hacia su puesta en marcha».

Durante una visita a Moscú, el pasado mes de marzo, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, le dijo a su colega ruso, Serguéi Lavrov, que el arranque de Bushehr es una medida «prematura» si se tiene en cuenta que Teherán no ha dado ninguna garantía sobre el supuesto uso pacífico que dice querer dar a la energía atómica. A juicio de Clinton, «así se envía un mensaje erróneo» al régimen de los ayatolás.

Lavrov, sin embargo, consideró entonces que Bushehr «es un elemento clave para lograr que Irán se mantenga en el seno de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA)», organismo que vigilará la actividad de la planta. Kiriyenko, por su parte, puntualizó ayer que las sanciones internacionales no afectan al complejo atómico iraní, ya que las fases del ciclo nuclear que podrían aprovecharse con fines militares (enriquecimiento de uranio y reprocesamiento del combustible) se harán exclusivamente en Rusia. Moscú y Teherán firmaron en 2005 un protocolo que obliga a devolver a Rusia el material radiactivo utilizado en Bushehr.

Aplazamiento «técnico»

En noviembre del año pasado, tras un encuentro en Singapur entre los presidentes ruso y estadounidense, Dmitri Medvédev y Barack Obama, el Kremlin decidió posponer nuevamente la entrada en servicio de Bushehr. La decisión se percibió como un gesto de acercamiento entre los dos países, pero Lavrov dejó claro que el aplazamiento se debía «a problemas estrictamente técnicos». «Si estamos tardando en solucionar estos problemas es por que hace falta hacer las cosas con calidad, garantizando el alto nivel de las obras y un funcionamiento eficaz de la central».

Los ingenieros rusos que trabajan en Bushehr han provisto a la central de un armazón de acero esférico de 56 metros de diámetro, cuya función consistirá en contener posibles fugas radiactivas provocadas por averías y proteger el reactor y los equipos vitales de la planta de cualquier «impacto» causado desde el exterior, teniendo en cuenta fundamentalmente un ataque aéreo.

Rusia, además, no ha renunciado al posible suministro a Irán de cohetes antiaéreos S-300 para proteger todos los centros nucleares del país de hipotéticas incursiones de aviones enemigos. Las instalaciones de Bushehr empezaron a ser construidas en 1974 por la firma alemana Siemens, pero, tras la caída del sha Mohamed Reza Pahlevi cinco años más tarde, las obras quedaron suspendidas.

El proyecto fue retomado por Rosatom tras la de firma del correspondiente contrato en 1995. El proyecto va a tener un coste aproximado de casi mil millones de euros y la potencia del reactor será de mil megavatios.