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«Mi madre está segura de que le quitaron a mi hermano al nacer»
Josefa Rodríguez, de 53 años y vecina de Bornos, asegura que una mujer fue testigo del robo en el hospital del Mora
Actualizado: GuardarJosefa y José eran mellizos, así que antes de nacer, su madre -Manuela Rodríguez Ibáñez- decidió que se llevarían el mismo nombre para que siguieran siempre juntos y se complementaran. «Tanto monta...», reza en las partidas de nacimiento de los dos.
Sin embargo, el tándem de estos hermanos se rompió de forma prematura con la muerte inesperada de José, apenas unos días después de haber nacido en el hospital gaditano de Mora, adonde Manuela había ido a dar a luz desde su ciudad natal, Espera. En aquella época -1957- pocas personas nacían en hospitales. Se paría en casa, pero Manuela era madre soltera, sin familiares que la ayudaran y además, sordomuda, por lo que la mandaron allí prácticamente sola.
Hoy, Manuela tiene 80 años y está convencida de que su hijo no murió, sino que se lo robaron en el hospital, para entregarlo a una familia adinerada. Ha mantenido esta sospecha desde 1957, pero cuando lo denunció «nadie le hizo caso; ha vivido siempre con esa pena», explica Josefa Rodríguez Ibáñez, la melliza que se quedó a su lado y que ahora ha recogido el relevo en la búsqueda de su hermano. Ella pone palabras a los temores de su anciana madre.
«He llamado a programas de televisión, como el de Paco Lobatón o el Diario de Patricia; pero nunca he conseguido descubrir nada nuevo», explica Josefa, que a raíz de la aparición de diversas denuncias de desapariciones de bebés en los años 60 y 70, en el Campo de Gibraltar y en la Bahía de Cádiz, ha retomado la búsqueda con renovado esfuerzo.
Tras ponerse en contacto con las familias gaditanas que ya han dado a conocer casos similares, esta vecina de Bornos (donde se mudó al casarse) ha decidido denunciar su historia ante la Fiscalía de Cádiz, que en una iniciativa sin precedente investiga al menos seis presuntos casos casi calcados a la de Manuela.
Sin embargo, a diferencia de todas ellas -la mayoría, basadas en sospechas difíciles de probar-, Josefa cuenta con una ventaja, pues en su caso podría existir un testigo de aquel presunto robo de bebés: una mujer, vecina de Arcos, que compartía habitación con Manuela en el hospital del Mora, y que les confesó haber visto cómo «una monja entregó el niño a una señora con dinero».
«Quería llevarme a mí»
«La compañera de habitación se lo contó a mi abuela años después, cuando yo era chica, un día en que se la encontró en Arcos -rememora Josefa-; le dijo que aquella mujer quería llevarme a mí, pero la monja se negó, sólo podía quedarse con mi hermano».
Josefa recupera los recuerdos de su madre en torno a aquella misteriosa dama: «Ella dice que llevaba muchas alhajas y pulseras y un abrigo largo y que la visitaba todos los días desde que ingresó en el hospital; está convencida de que fue ella quien se llevó a José».
Por desgracia, ni Manuela ni su hija conocen el nombre de su compañera de habitación. Tampoco conocen su paradero, ni siquiera si aún está viva, pues fácilmente puede contar más de 80 años. Pero Josefa ha decidido seguir su pista en los archivos del antiguo hospital gaditano, que se transformó en el hospital Universitario de Puerto Real a principio de los 90.
Con el rastreo de aquellos documentos, Josefa también pretende descubrir quiénes pudieron ser los responsables del supuesto robo: el médico que atendió a su madre y, sobre todo, la religiosa que según su relato, entregó al mellizo. «¿Quién era ella para dar un niño que no era suyo?», se pregunta aún Josefa cada vez que remueve aquellos hechos. Manuela, a su lado, asiente. «Ella está segura de que su hijo sigue vivo, y voy a tratar de averiguarlo».