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Los incendios costarán al Gobierno ruso cerca de 11.400 millones de euros

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Los bomberos no han logrado aún apagar los 557 incendios activos que asolan siete regiones del centro de la Rusia europea, pero ya han empezado a hacerse cálculos de lo que le costará al Estado paliar las consecuencias de la catástrofe, entre compensaciones, reconstrucción de viviendas y fábricas y repoblación forestal.

El diario 'Kommersant' cifró ayer en 11.400 millones de euros la suma que tendrá que gastar el Gobierno. Supone el 1% del Producto Interior Bruto en un momento en el que la crisis todavía hace estragos. En lo que va de verano se han producido más de 25.000 incendios, que han arrasado una superficie de 766.068 hectáreas de bosque. La sequía ha acabado además con 10 millones de hectáreas de cultivos.

La situación es grave y afecta a la estabilidad política del país. Las encuestas hablan de un descenso de la popularidad del presidente, Dmitri Medvédev, y del primer ministro, Vladímir Putin, pero sin llegar, por el momento, a ser algo catastrófico para ninguno. Curiosamente, la indignación se ceba con el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, pese a que dentro de la ciudad no ha habido que lamentar ningún fuego de importancia. El espeso humo, que ayer disminuyó considerablemente, es consecuencia de los incendios en las afueras y en las regiones vecinas. De todas maneras, grupos opositores han convocado para mañana una manifestación en el centro de la capital para pedir la dimisión de Luzhkov.

Un portavoz de la Presidencia manifestó ayer a varias agencias rusas que Luzhkov «debería haber regresado a sus obligaciones mucho antes». La fuente señaló que «ante la situación creada era muy importante que los dirigentes estuvieran en su sitio y adoptaran directamente las medidas necesarias para ayudar a los moscovitas y a los visitantes».

Mientras tanto, Putin, el culpable de todo por dejar al servicio forestal de bomberos apenas sin aviones y reducir a la mitad el número de guardabosques, hacía como que apagaba fuegos a bordo de un hidroavión. El jefe del Gobierno, según las televisiones, tomó los mandos del asiento del copiloto para «dirigir la maniobra de recogida de agua en el río Oká y su posterior vertido sobre los bosques ardientes de la región de Riazán».