«En Barcelona han confundido el civismo con la castración»
El músico catalán regresa a Cádiz para presentar en directo, y por dos veces, sus 'Idas y Vueltas' Jairo Perera, Muchachito Músico
CÁDIZ. Actualizado: GuardarHay experimentos que están abocados al fracaso, otros que caen estrepitosamente contra todo pronóstico y muy pocos que salen redondos a pesar de las reticencias iniciales. El último salido de la probeta de Muchachito y su banda, Bombo Infierno, es de los últimos. Sin apenas presupuesto, con una 'Cueva' y una furgoneta como estudio y con la poco seria algarabía de una reunión de amigos unidos por la música, ha salido ''Idas y Vueltas', 13 canciones para las que el de Santa Coloma ha contado con la participación del joven grupo flamenco Soniquete de Jerez, el G-5 y Estopa. Jairo Perera, ese muchachito que con 13 años formó su primer grupo de rock que «sabía a rumba» recala por partida doble en la provincia de Cádiz para presentar su tercer y último trabajo. El viernes luchará por el «ambiente entero» en el Barbate Natural y el domingo volverá a su segunda casa, el gaditano Baluarte de la Candelaria.
-Con el título de su último disco lo primero que se le viene a la cabeza a uno es que si usted va de ida o está ya de vuelta...
-La verdad es que más que de situación de movimiento, el nombre del disco se refiere a la comedura de olla que hemos tenido que sufrir para grabarlo. Cuando lo teníamos acabado surgió esa frase y nos pareció interesante para titular porque además venía muy bien con el de los dos trabajos anteriores 'Vamos que nos vamos' y 'Visto lo visto'.
-Lo ha pasado mal para grabarlo, con tanto darle vuelta al coco...
-La situación del mundo es distinta, nosotros también. Lo duro de este trabajo ha sido que no teníamos presupuesto y en los otros sí. Pero como somos familia numerosa, hemos aportado los ahorros de la gira y nos hemos metido en un garaje. Pensábamos que no se iba a alcanzar la misma calidad, pero al final estuvimos en Inglaterra y han sacado un sonido mejor del que esperábamos. Grabar en 'La Cueva' también ha sido una sorpresa, nos lo hemos pasado muy bien.
-Entonces ha sido la experiencia más divertida de las tres.
-Desde luego, el que más me ha divertido ha sido el que menos dinero teníamos. He pensado en hacer un disco muy parecido al directo, en un garaje 'pelao y mondao', hemos tenido que acolchar las paredes nosotros, hemos grabado en una furgoneta, hemos hecho el friki en todo momento y nos lo hemos pasado genial.
-Ahora regresan a Cádiz, su segunda casa.
-Le tengo muchísimo cariño a esta provincia. El Baluarte de la Candelaria es el primer sitio en el que actuamos en Cádiz y nos trae muchos recuerdos. También estaremos en el Barbate Natural para luchar por el medioambiente. Nosotros intentaremos hacer el ambiente entero. Estoy seguro de que ninguno de la banda querrá volver el fin de semana para arriba.
-Qué prefiere, ¿los grandes conciertos o las salas pequeñas?
-Yo prefiero hacer los dos. Los bares son mi escuela, pero también mi sueño era tocar con una banda grande. Cuando hacemos chillar a todo el mundo, y cuanta más gente mejor, te da mucha energía, produce un subidón muy grande.
-Hay quienes persiguen la música en directo a pequeña escala...
-Es algo que se está produciendo en toda la Península, sobre todo en Barcelona. Allí han confundido el civismo con la castración. Y luego el país alardea de música y jamón, en el caso catalán, presumen del Sonido Barcelona. Yo me he borrado de ese sonido, somos sonidos del mundo. En el disco hay una canción que habla del tema, 'La bella y el músico', es vergonzoso que te puedan requisar un instrumento por estar tocando en la calle, aunque sea sin ánimo de lucro.
-Es lo que tiene, la política está en todas partes. ¿Confía en ella?
-Yo siempre he rechazado la política, a uno y otro bando. No creo que esta gente solucione algo, son mercaderes que no trabajan para el ser humano, sino para el mercado. Ojalá algún día me lleve la sorpresa.
-Sonido Barcelona sí o no, lo suyo es la rumba.
-Mi primer grupo lo formé cuando tenía 13 años con Santos, mi hermano y mi primo. Empezamos a hacer rock, pero nos salía rumba. Peret era por entonces, y lo sigue siendo, lo más grande, más que Spiderman. Después me gustó la música anglosajona, pero me salía rumba. Entonces decidí no ponerle etiquetas a mi música. Dentro del Bombo Infierno hay muchas influencias y muchos estilos.
-El éxito le ha permitido conocer a quienes en su momento fueron sus referencias. ¿Qué se le pasó por la cabeza cuando conoció a Kiko Veneno?
-No lo quería conocer por si después no era para tanto, pero no me defraudó. Es la persona que más me ha llegado con su poesía, tiene muchísimo talento, dice lo que quiere y yo lo quiero para mi familia. No sólo hemos colaborado, sino que es mi amigo. El mejor piropo me lo ha dicho él: «me encanta como destrozas mis canciones». Es un orgullo para mí.
-Nunca ha renegado de su pasado, a pesar de que los comienzos fueron especialmente duros. Ahora, en este momento de su carrera, ¿cómo se ve?
-Ante todo estoy muy agradecido. Me tiré diez años en un furgoneta recorriendo Europa y dando mil vueltas. Como nunca he tenido otro oficio, decidí tirarme a los bares, coger mi guitarra y a hacer lo que me daba la gana. Luego empecé de cero otra vez y tuve mucha suerte. Desde el principio de este proyecto tuve las cosas claras y todos mis compañeros van en la misma dirección. No siento despecho por las discográficas, de hecho tengo amigos en ella, pero creo que me ha servido ser tan cabezón para llegar hasta aquí.
-Entonces, asegura que nunca cambiará su música por amarrar a las discográficas.
-No creo, porque soy un tío que vivo con muy poco, el único vicio que tengo es el cigarro. Estoy con la gente que quiero y que me quiere. No me niego a hacer cosas con las discográficas, simplemente que no aceptaré nada que no me convenza.
-La tiranía del dinero, esa crisis de la que todo el mundo habla. Parece que la gente está más desanimada, que no piensa de la misma manera que usted.
-Es cierto que la gente está más apagada, que se corta más, todo el mundo está asustado. Por eso ahora más que nunca tratamos de lanzar un mensaje de alegría y hacer que todos se lo pasen bien en nuestros conciertos. De todas maneras, hay que ser optimistas y saber que a pesar de todo se sale adelante.