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Hiroshima clama por el fin del terror nuclear
Una delegación de Estados Unidos acude por primera vez a la ceremonia en recuerdo de las víctimas de la primera bomba atómica
PEKÍN. Actualizado: GuardarHan tenido que pasar 65 años para que un representante oficial de Estados Unidos participe en la conmemoración del lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima. Junto al embajador norteamericano en Japón, John Roos, acudieron también por primera vez el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y los enviados de otras dos potencias nucleares, Reino Unido y Francia, que en la Segunda Guerra Mundial eran aliados de Was-hington contra el Eje que formaban la Alemania nazi de Hitler, la Italia fascista de Mussolini y el imperio del Sol Naciente.
A las ocho y cuarto de la mañana, la misma hora en que el B-29 'Enola Gay' arrojó la bomba A, macabramente apodada 'Little Boy' (Muchachito), un silencio sepulcral inundó el Parque de la Paz de Hiroshima, donde, según la agencia de noticias Kyodo, se habían congregado unas 55.000 personas. Bajo las fantasmagóricas ruinas de la Cúpula de la Bomba Atómica, el antiguo pabellón industrial que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1996 y se ha convertido en un símbolo por aguantar en pie la tremenda explosión, los asistentes rezaron por los 140.000 muertos que dejó el ataque, casi la mitad de los 350.000 habitantes que tenía la ciudad en aquel entonces. Tres días después, otras 80.000 personas perecían en Nagasaki por una segunda bomba atómica llamada 'Fat Man' (El Gordo), que obligaba a Tokio a rendirse y precipitaba el final de la contienda.
Para recordarlos, sonaron las sirenas de Hiroshima y se soltaron palomas que sobrevolaron los cielos de la ciudad. «Ofrezco mis plegarias a las víctimas y tenemos que comunicar al planeta el intenso anhelo de los 'hibakusha' (supervivientes) por la abolición de las armas nucleares», abogó el alcalde, Tadatoshi Akiba, quien lidera una Liga de Ciudades por la Paz, que reúne a más de 4.000 municipios de 144 países y reivindica un mundo sin bombas atómicas en 2020.
Ante el primer ministro nipón, Naoto Kan, el primer edil reclamó que Japón salga del 'paraguas nuclear' de protección ofrecido por Estados Unidos, que se convirtió en su principal aliado tras el conflicto, para defenderse de la Unión Soviética y China durante la Guerra Fría y, más recientemente, de las amenazas atómicas de Corea del Norte.
Aprovechando que Obama ganó el año pasado el Nobel de la Paz gracias a sus iniciativas contra la proliferación nuclear, Akiba le había invitado a los actos del 65 aniversario. En su lugar, la Casa Blanca envió al embajador, John Roos, para «homenajear a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial y, por el bien de las próximas generaciones, continuar trabajando para lograr un mundo sin armas atómicas».
Hipotética visita de Obama
Aun así, el alcalde de Hiroshima, galardonado esta semana en Filipinas con el premio Magsaysay, considerado el Nobel de Extremo Oriente, confía en que Obama visite la ciudad durante la cumbre de países de Asia y el Pacífico que se celebrará en Japón en octubre.
Aunque algunos de los asistentes saludaron la presencia del embajador, otros exigían que se disculpara por los daños causados y varios grupos izquierdistas se manifestaron cantando eslóganes y portando pancartas contra Washington. «La bomba de Hiroshima era innecesaria» y «Yanquis, volved a casa con vuestras armas nucleares», coreaban unos mientras Katsuki Fujii, un universitario de 20 años, explicaba a la agencia AP que «Obama no sería bienvenido porque no tenemos la misma idea de paz, ya que para él algunas guerras son buenas y otras malas».