Opinion

Cataluña y los toros

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Me parece excesiva la decisión que se ha tomado en Cataluña de prohibir las corridas de toros. No soy un aficionado, la verdad, pero sí respeto profundamente a la gente a la que le gusta la tauromaquia, ya que ellos también respetan mi indiferencia por la fiesta. La libertad no se garantiza a golpe de veto, de prohibición y, sobre todo, por la imposición de valores. Un ejemplo claro es que mucha gente está en contra del consumo de alcohol, pero no por eso se prohíben los bares. De la misma manera que muchos somos indiferentes al fútbol o a la Semana Santa, pero a nadie se le ocurriría solicitar que el Nazareno dejara de salir por el barrio de Santa María. Me entristece comprobar cómo la política está detrás de esta toma de decisiones. Me consta que si no hubiera sido por la polémica generada por el Estatut, otro gallo habría cantado en Cataluña.