Fernando Benítez y Sebastián Moreno, junto a las obras paralizadas en el acceso del Río San Pedro, donde trabajaban. :: ANT0NIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

Los parados del segundo puente

En unas semanas, las subcontratas liquidaron los contratos y mandaron a los operarios a casa. Sebastián y Fernando cuentan cómo ocurrió La otra cara del freno de las obras son los casi 200 operarios que están en la calle

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Sebastián Moreno confía poco en las palabras de los políticos. Tenía 13 años cuando se negoció la primera reconversión de Astilleros y ya entonces miraba con recelo al señor de corbata que venía de Madrid para prometer que la industria naval seguiría adelante en la Bahía. Lleva toda la vida trabajando como soldador de estructuras metálicas. Navantia, Bazán, Dragados. Ha pasado por todas las grandes empresas, siempre pegado a Puerto Real. El puente era una oportunidad magnífica para sortear la crisis y ahorrar un dinerillo con el que ir tirando hasta que surja otro tajo. Y el año y medio de salario fijo y seguridad se han reducido a cuatro meses. «Para mañana no hay trabajo». El símbolo del Bicentenario se ha quedado sin presupuesto.

«Siempre pensé que la celebración iba a garantizar la obra», explica el operario. El palo ha sido grande. Entró en marzo, justo cuando empezaba a asomar la pila trece, la más alta. Su empresa estaba encargada de instalar las estructuras de hierro y la fabricación de cajones metálicos y en el tajo se sentía bien. «Las condiciones laborales que hemos tenido aquí son muy buenas. Y eso que nos cogió en plena crisis, por eso el golpe ha dolido más».

El plan económico que el ministro Blanco anunciará el próximo 24 de agosto le ha devuelto la esperanza. «Supongo que si se compromete tanto y se atreve a venir será porque algo trae», admite con incredulidad y mira a su compañero Fernando Benítez, Beni. Él empezó a trabajar justo un mes antes.

En su caso, el parón ha sido más sangrante aún. Beni es padre de dos hijos y el paro se acabará en unos meses. Confía en que Dragados volverá a llamar, si no es el puente saldrá otra obra. Lleva más de diez años como soldador, pero sabe que las cosas se han puesto difíciles.

«Nos ha cogido completamente por sorpresa. Al principio había rumores, incluso nos mandaron una semana a casa, pero luego volvimos y nos dijeron que el trabajo se acababa», explica. Hacerse a la idea es difícil. «Te cambia la situación por completo, ahora podemos tirar unos cuantos meses y no sería grave si tuviéramos la seguridad de que la obra se reanuda en octubre, pero nadie ha dicho nada por el momento, no sé yo en qué va a quedar todo esto».

La duda es más que razonable, dado el rosario de infraestructuras que se van a retrasar, pero mantienen la confianza en que el Doce salve al puente y antes de final de año vuelvan a estar en el Río San Pedro.