Torre de control del aeropuerto de Madrid-Barajas, uno de los puntos neurálgicos para el control de los despegues y aterrizajes. :: AP
Economia

Los controladores irán a la huelga en la segunda quincena de agosto

El sindicato USCA acusa a José Blanco de dinamitar la negociación del convenio colectivo del sector con 'decretazos'

MADRID. Actualizado: Guardar
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Habrá huelga de controladores aéreos en agosto. Será la primera de la historia en España. La tensión entre Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) y el sindicato de vigilantes del cielo (USCA) llega así a niveles máximos. El 98% de los controladores dio ayer su apoyo a la convocatoria de un paro nacional, que previsiblemente se celebrará en la segunda quincena de este mes, entre los días 18 y 20, aunque la fecha y la duración precisas aún no están decididas.

La protesta -que el ministro de Fomento, José Blanco, ha calificado de «injusta e injustificable»- supondrá un enorme varapalo para el turismo y la imagen de España en el exterior. Las aerolíneas y los hoteleros temen que la protesta les suponga la puntilla en un momento delicado para el sector, muy lastrado por la crisis.

La secretaría de Estado de Transportes trabaja ya en la elaboración de unos servicios mínimos que garanticen la mayor normalidad posible en los aeropuertos.

El Gobierno insiste en su voluntad de cerrar un acuerdo con los controladores. «Seguimos abiertos al diálogo y no escatimaremos esfuerzos; eso sí, siempre dentro de la legalidad, porque fuera no cabe nada», apuntó Blanco horas antes de conocerse el resultado de la votación, aunque en un tono que ya presagiaba la huelga. USCA, por su parte, denuncia la «incapacidad negociadora de Blanco, quien de forma reiterada ha boicoteado, a base de decretos, la discusión del II convenio colectivo del sector». El ministro reconoció que la protesta «es un derecho legal» y que, por tanto, no suplirá con militares a los controladores civiles. Algo que solo se justificaría, previa autorización del presidente del Gobierno, en una situación «excepcional».

Los controladores justifican la movilización por la «presión» y la «esclavitud» a las que les somete Aena desde hace meses, sobre todo después de que el Gobierno impusiera por decreto (convalidado después por el Parlamento) unas nuevas condiciones de trabajo. Un marco laboral que, básicamente, rebaja un 40% el salario a los vigilantes del cielo, que también deben realizar bastantes más horas a precio ordinario que antes.

Poder insólito

La verdadera clave del conflicto es que Aena ha recuperado el mando en los aeropuertos. Algo que antes, y de forma inexplicable, estaba en manos de los controladores.

La dejación de los sucesivos Gobiernos, que prefirieron mirar para otro lado antes que afrontar una huelga, dio a los vigilantes del cielo un poder sin parangón en todo el mundo. José Blanco, quizá acuciado por la crisis y la obligatoria austeridad impuesta en el gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, ya avisó hace meses de que no pararía hasta resolver el problema. Al 'decretazo' se suma el hecho de que el Ejecutivo, obligado a contener los costes de una Aena que debe 12.100 millones de euros y no saldrá de pérdidas antes de 2014, no se ha detenido. Ni mucho menos.

El Gobierno ha aprobado en apenas una semana otros dos reales decretos: uno de liberalización del servicio de control en los aeropuertos de Aena y otro que regula los tiempos de descanso en las torres. Toda una batería de medidas de presión, en plena negociación del convenio.

La pelea no está exenta de paradojas. USCA denunció de forma muy dura el real decreto de horarios y tiempos de descanso, que tachó de «inasumible provocación del Gobierno». Ahora, exige su aplicación inmediata porque «es mejor que la actual esclavitud, que ha disparado los casos de estrés y bajas en el colectivo». Blanco no cierra la puerta a esa petición de última hora, aunque no de forma inmediata.