El final del culebrón
CÁDIZ. Actualizado: GuardarSe acabó el folletín. Las disputas internas de la Fundación Alberti han sido una constante desde casi el principio de su constitución. Líos por la herencia y por coger el timón de la entidad que debiera velar por el legado del poeta portuense, denuncias por manipulación de escritos, supuesto acoso laboral, impago de nóminas... Por entregas y radiado. Hasta ahora no existía una declaración formal por parte del centro y protagonista de todas estas polémicas, la viuda de Alberti. Aunque no aparezca firmado, el comunicado emitido ayer por la Fundación una vez resuelta su relación con el secretario Manuel Martínez Cordero, parece un desahogo de María Asunción Mateo.
Para ello utiliza el mismo método que ella misma critica. En el escrito se habla de que «a pesar de la evidencia y de la publicación de datos internos de la entidad a los que sólo Martínez Cordero tenía acceso, el secretario no ha dejado de sostener que nunca ha hecho declaraciones a los medios de comunicación... Es evidente la fácil manipulación de una documentación estrictamente confidencial que él ha hecho pública».
Por su parte, el ex secretario asegura que no volverá a hacer ningún comentario sobre la Fundación, una vez ha terminado su relación laboral. De hecho, anima a los medios y responsables del Patronato a velar por su funcionamiento, así como a comprobar la veracidad de los hechos relatados por un comunicado que a su parecer resulta «mezquino».
Pero María Asunción Mateo insiste y lanza un mensaje que no emitió cuando saltó la noticia, allá por el mes de mayo. «La Fundación Alberti, avalada por una trayectoria de brillante labor cultural y por una gestión de intachable transparencia, considera un derecho y una obligación moral responder a las acusaciones de Martínez Cordero». ¿Continuará?