PAN Y CIRCO

HUMAREDA

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Este año ha llegado más tarde que en otras ocasiones, es cierto, pero ya está aquí la cortina de humo clásica de todos los veranos en el panorama futbolístico capitalino. Para los que creían que el período estival no estaba siendo lo suficientemente movidito, ya tienen algo de lo que hablar, sobre lo que debatir. Y para los que no sabían a quienes culpar de que el Cádiz no esté o no regrese a Segunda División, ya tienen en el disparadero a personas y organismos para bombardear. Una pretemporada sin este tipo de cosas se empieza a hacer extraña, existe la sensación de vacío, nos falta algo.

Sinceramente, no creo mucho en las casualidades y que año tras año cuando se habla de compra de partidos aparezcan los nombres de Hércules y Córdoba como implicados, es algo que mosquea al personal, y con razón. Por otra parte, el hecho de que un futbolista gaditano sea igualmente uno de los involucrados cada dos por tres en estos turbios asuntos no me llena de orgullo precisamente. No sabría decir qué tengo más claro, si que se han comprado partidos en esta última temporada y que se han aceptado primas por perder, o que, para variar, ninguno de los tramposos va a sufrir ningún tipo de castigo.

Independientemente de que el Cádiz pueda salir beneficiado si se prueban las irregularidades, creo que el más favorecido de que se tomaran medidas drásticas sería el fútbol, un deporte puesto en entredicho y con su espíritu de competencia leal y sana herido gravemente. En países como Italia o Francia tampoco había sanciones hasta que alguien se plantó y las hubo, porque para sancionar a equipos del calibre de la Juventus o del Olympique de Marsella hacen falta narices. Hasta el momento en el que caiga el primero de los fulleros, se cree precedente y los demás se lo piensen antes de hacer trampas, no vamos a acabar con esta lacra enorme que invade al fútbol. Pero claro, ya sabemos lo que ocurre en nuestra federación: 'Aquí no pasa ná, esto es un cachondeo, porque todos los cargos y nombramientos han sido a deo'.