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Zapatero se da un año para sacar a España de la crisis y remontar expectativas electorales
El presidente del Gobierno evita aun así marcar plazos de manera oficial para no pillarse los dedos
MADRID. Actualizado: GuardarEn sus seis años de mandato, José Luis Rodríguez Zapatero solo ha reconocido dos errores: que nunca debió vaticinar la extinción de ETA con aquello de «dentro de un año estaremos mejor», justo en vísperas de la voladura de la T-4, y que no tendría que haberse empecinado en negar una crisis que era evidente para el resto de los mortales. La experiencia ha demostrado al presidente del Gobierno, a punto de cumplir 50 años, que sus deseos no lo pueden todo y si no ha rebajado su optimismo, al menos, le ha hecho ser más cauto a la hora de manifestarlo. Ahora augura que España tardará un año en salir del bache, pero no lo dice en voz alta. Por si acaso.
Ganas no le faltan. Él mismo confesó recientemente a los periodistas que siguieron el acto organizado por el PSOE para conmemorar sus 10 años como secretario general que estuvo tentado de incluir el pronóstico en su discurso de aquel día, pero finalmente se echó atrás. En todo caso, ése el calendario con el que trabaja. El que utiliza para sosegar a aquellos que en su partido se muestran temerosos ante las malas expectativas electorales.
En otoño Zapatero espera haber puesto ya en marcha las reformas estructurales más relevantes -la del sistema financiero, la del mercado de trabajo, la de las políticas activas de empleo, la del sector energético y la de las pensiones- pero no aspira a obtener frutos hasta bien entrado 2011. La remontada llegaría a tiempo para las elecciones generales de 2012 si es que no hay adelanto y no se produce ningún sobresalto como el vivido el pasado mayo, cuando los mercados situaron a España al borde del precipicio. Sin embargo, los dirigentes territoriales que se enfrentan a las urnas en el mes de mayo no encuentran demasiado consuelo en esta nueva defensa de los objetivos a medio y largo plazo.
Agosto de reflexión
«Zapatero es un político con una capacidad táctica asombrosa y una idea bastante clara de cómo debería ser la sociedad en 20 años, pero no pretendas que se siente a planear a tres meses vista, no lo conseguirás», dice un antiguo colaborador. Este mes de agosto, quizá las cosas cambien.
El jefe del Ejecutivo tiene a su equipo temblando desde que decidió que no se iría de vacaciones. Pasará «fines de semana largos» en León y en el Coto Nacional de Quintos de Mora (Toledo) y hasta el día 29, en que viaja a Shanghai, tiene tiempo para decidir si escucha a sus 'barones', cada vez más dispuestos a marcar perfil propio, y acomete una reestructuración ministerial para ganar impulso de cara a las autonómicas.
Según la que ha sido su filosofía en los últimos tiempos, esperará a que las citadas reformas echen a andar antes de deshacerse de miembros de su gabinete para así no ralentizar su desarrollo. Pero Zapatero tiene un doble desafío: combinar los tiempos gubernamentales con los de su partido. El 27 de septiembre se designa a los candidatos para autonómicas y municipales y debe decidir si usa a algunos de sus ministros como reclamo.