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Aguas negras entre los cultivos
Los propietarios de una finca por la que pasa un arroyo de aguas fecales procedente del parque dieron parte hace meses a Ajemsa El vertido de aguas residuales del PTA fue denunciado la pasada primavera
JEREZ. Actualizado: GuardarFue tras las copiosas lluvias del pasado invierno cuando los dueños de una finca contigua empezaron a sospechar que algo olía mal en el arroyo de recogida de aguas pluviales D-123, que pasa por el Parque Tecnológico Agroalimentario (PTA) y da a parar al Salado, afluente del Guadalete. Y no sólo porque, una vez pasadas las precipitaciones, a día de hoy todavía siga fluyendo líquido, sino porque el color y el olor que éste presentaba ya por entonces distaba mucho de ser el del líquido elemento.
Manuel García fue consciente del hedor mientras pasaba por la zona «un día echando veneno». Cuando se percató de su probable naturaleza decidió acudir a la Comunidad de Regantes del Guadalcacín para protestar, puesto que este canal -que pasa por su finca autorizado por el colectivo y el Ayuntamiento de Jerez- debería recoger únicamente las aguas que el parque tecnológico recogiera por unas lluvias que ya no se producían.
«Ya hemos protestado varias veces», alega el presidente de los regantes, Pablo Ruiz, quien incluso asegura que «habían detectado» que se estaban produciendo estos vertidos. «Había una perforación debajo de la balsa por la que se estaban vertiendo aguas negras», añade Manuel Reina, director técnico de la Comunidad. Tras acudir a la zona invitado por el regante afectado, confiesa que se le quedó «cara de tonto» al verlo. El ingeniero se ofreció entonces para tramitarle las reclamaciones preceptivas ante las administraciones. «No hay derecho a lo que están haciendo con este hombre. Una cosa es que pasen aguas fluviales por tu finca y otra cosa es que te metan aguas negras».
El hijo del propietario fue el encargado de tramitar una reclamación ante la agencia municipal Ajemsa. Después de esperar un tiempo, se dirigió de nuevo a sus oficinas para exigir la resolución. Cual fue su sorpresa cuando le aseguraron que habían intentado ponerse en contacto con él telefónicamente. «Yo no tenía llamadas de ningún número extraño o de centralita». A pesar de la espera, la primera batalla estaba perdida: «Dicen que es de lluvia».
Análisis de laboratorio
«Mi siguiente paso era pedir el informe y ver qué empresa lo había hecho y cuáles eran los resultados. Si me conseguían tranquilizar, bien, pero si no iba al Seprona». No ha sido por ahora necesario, porque las nuevas muestras recogidas el pasado miércoles por la Agencia Andaluza del Agua, según los técnicos, «venían de un conducto perpendicular a la vía del tren» por el que «estarían metiendo aguas residuales en vez de pluviales». Por otra parte, los técnicos no tienen constancia de que la balsa cercana donde se acumulan residuos esté vertiendo directamente al arroyo, puesto que sus compuertas estaban cerradas en el momento de la toma: «Si estaban vertiendo residuales a la balsa es asunto suyo». Sin embargo, otras fuentes corroboran la versión de los regantes de que el contenido del estanque acababa, al menos hasta estos días, en el arroyo que pasa por la parcela de Manuel.
Desde el Ayuntamiento, que ya mencionó el pasado martes en un comunicado la existencia de «un problema en la balsa de la depuradora», la máxima responsable de Medio Ambiente Sostenibilidad, África Becerra, notifica que la estación «estaba funcionando perfectamente hasta ahora. Lo que no sé decir es desde cuando no». La delegada pone el incidente en el contexto por el cual «se están revisando todas las instalaciones del parque, porque todo va a pasar mañana -hoy para el lector- a manos de la entidad» que se constituye en la asamblea general esta jornada.
Ahora los técnicos de la Agencia Andaluza del Agua esperarán «unas dos semanas» para tener los resultados de las muestras recogidas y enviadas al laboratorio. Pero mientras tanto, el propietario de la finca empieza a sospechar que incluso desde el parque se esté «metiendo aguas del canal» de regadío en el arroyo «para limpiar la peste».