
Dos españolas murieron en la 'Love Parade'
Estudiaban en Alemania con una beca Erasmus y acudieron al festival que se cobró 19 vidas antes de volver a su Tarragona natal
BERLÍN. Actualizado: GuardarDos jóvenes estudiantes españolas se encuentran entre las diecinueve víctimas mortales de la trágica avalancha humana ocurrida el pasado sábado durante la celebración de la 'Love Parade' en la ciudad alemana de Duisburgo. Los heridos ascienden a más de trescientos, entre ellos también varios españoles aunque se hallan fuera de peligro y están siendo asistidos por el consulado para regresar a casa junto al resto de compatriotas -unos quince- presentes en el festival.
Poco después de que se conociera que entre los muertos había cinco extranjeros -un holandés, un australiano, un italiano, un bosnio y un chino-, el Ministerio de Exteriores español confirmó que la negra lista se ampliaba con dos jóvenes españolas. Se trata de Clara Zapater y Marta Acosta, estudiantes de Psicología y Filología Inglesa, respectivamente, en la Universidad de Münster. Naturales de Tarragona, tenían 22 años y se encontraban en Duisburgo celebrando el fin de curso con una treintena de compañeros de Erasmus. Habían previsto regresar a España la semana que viene. Sus familias, tras serles notificada la luctuosa noticia, viajaronde inmediato hacia la ciudad alemana.
La catástrofe, además de consternar al país germano, provocó también una justificada indignación en los medios que comenzaron a señalar a los organizadores del festival y a la Policía como sus responsables directos. En el marco de una concurrida rueda de prensa ayer en , el organizador de la fiesta, Rainer Schaller, anunció su decisión irreversible de poner fin «para siempre» al certamen. «No hay palabras para expresar el horror que sentimos», manifestó el empresario. «Desde el respeto a las víctimas, sus familias y amigos, vamos a dejar de celebrar la 'Love Parade'», añadió.
Pero esta decisión no calmó los encrespados ánimos. Por el contrario, de inmediato se abrió la caja de las críticas y se comenzó a buscar causas y culpables. Las primeras diatribas se dirigieron a la Policía y a las autoridades locales, que aparentemente diseñaron un plan de seguridad insuficiente para la dimensión del festival tecno. La totalidad de la prensa germana se preguntaba ayer cómo fue posible que un evento que congregó a 1,6 millones de personas hubiera tenido lugar en un recinto cerrado y con capacidad para unas 300.000.
«Caos programado»
Peor aún, nadie conoce todavía las razones por las que los organizadores eligieron como entrada al recinto el túnel peatonal de acceso a una vieja estación de mercancías en desuso de 100 metros de largo por 16 de ancho. «Era un caos mortal programado de antemano», denunció el 'Frankfurter Allgemeine' en su edición electrónica. «La Policía no tenía un plan de seguridad apropiado», añadía la revista 'Der Spiegel'.
La Fiscalía de Duisburgo ha iniciado una investigación oficial para depurar responsabilidades, pero ya se sabe que la Policía, al advertir que el recinto donde se celebraba el festival estaba repleto cerró la salida del túnel y, a través de un megáfono, advirtió a la multitud a que se dieran la vuelta. Fue el comienzo de la tragedia.
El fundador de la 'Love Parade', Matthias Roeingh, conocido por el sobrenombre de Dr. Motte, fue más directo y apuntó a la organización. «Ha cometido un tremendo error . ¿Cómo se puede poner una única entrada subterránea? Es un escándalo», declaró a varios periódicos berlineses. «Un acceso tan angosto suponía un desastre en sí mismo», añadió.
Según testigos, el túnel estuvo abarrotado durante más de una hora y mucha gente se desmayó a causa del calor y la falta de oxígeno. El pánico se desató cuando un grupo de jóvenes que intentaban abandonarlo a través de una escalera de emergencia cayeron al vacío desde una altura de unos diez metros.
Pero la Policía de Duisburgo defendió la forma en que gestionó la seguridad, aunque no pudo aclarar con precisión el origen de la tragedia. Durante una comparecencia ante los medios, su portavoz, Detlef von Schmelling, manifestó que los agentes habían estado controlando la afluencia de acceso al túnel e insistió en que había sitio para moverse cuando ocurrió la estampida.
«La Policía había abierto puntos de convergencia durante todo el día para reducir la presión en el túnel», aclaró el funcionario. «En el momento del accidente había aún posibilidades de moverse incluso en la rampa. No puedo confirmar que hubiera una presión tan grande en el túnel o en sus aledaños como para desencadenar la catástrofe», argumentó.