Vacaciones en la isla de las barriadas rurales
Las escasas posibilidades de ocio en los pueblos generan voces contra el olvido de la ciudad
Actualizado: GuardarSentados en el banco de la marquesina de la línea de autobuses, que llegan menos a la barriada rural durante el verano, dejan pasar el tiempo sin mucho más con lo que disfrutar en plenas horas caniculares. Es mediodía en Las Pachecas y tienen tuneado el habitáculo con las marcas de una ocupación más que habitual. Siempre ha sido así en las barriadas rurales, carentes de piscinas en las que aliviarse u otras propuestas de ocio para jóvenes y mayores, de centros de día para éstos últimos y, para creciente preocupación estival, con ciertos recortes en algunos servicios.
Son las vacaciones en la 'isla' de un Jerez rural que vive demasiado desconectado de la ciudad a lo largo de todo el año pero que, durante estos meses, observa con mayor desazón el «abandono en el que nos tienen». Lo dice unos de los chicos que, fumando junto a otros compañeros y compañeras de horas muertas, mira a la cámara con un punto de resignación y otro de queja honda. Los compañeros asienten. Todos se ríen y siguen a lo suyo. «Pon que nos hacen faltan actividades, cursos, transportes y también viviendas», añade.
Ana Rosa Pérez, la presidente de la federación vecinal Unión Rural, asegura que «los problemas de la adolescencia en esta zona se centran, en este momento, en la falta de alternativas culturales y de ocio». Los autobuses (es la compañía Linesur la que atiende esta concesión) han dejado ya su frecuencia vespertina en sólo dos presencias: «A las 17.30 y las 20.30 horas», explica. «Ni para tomar un refresco en el centro», aclara poniendo ejemplos de chavales con padres sin coche y otras situaciones que contribuyen al aislamiento denunciado.
Sin centros cívicos o de día
Así es el verano en lugares como Cuartillos, Las Pachecas, El Mojo-Baldío Gallardo, Gibalbín, La Ina, Las Tablas, Lomopardo, Mesas de Asta, Rajamancera, Torremelgarejo, La Corta, Los Albarizones, La Guareña, Majarromaque, Mesas de Santa Rosa o el Puente de la Guareña. La ausencia de centros cívicos en las diversas barriadas rurales, más presentes en las pedanías aunque no en todas, se da la mano con la carencia de centros de día para mayores o unos centros de salud con médicos sólo dos días a la semana y sin especialistas.
Puestos a comparar con la ciudad todo ejemplo parece bueno: «No invierten en internet en la zona rural mientras que en Jerez van ya por el 'wifi'», se queja Ana Rosa, empeñada en nuevas posibilidades de diversión y poniendo brazos en jarra al acordarse de la delegada del Medio Rural: «Cuando escucho a Mari Carmen Martínez me indigno, ¿qué clase de gobierno socialista tenemos?», dice la presidenta de Unión Rural recordando que hay barriadas rurales sin alcantarillado ni agua potable mientras «en Jerez hay calles que arreglan cuarenta veces».
A vueltas con la necesidad de centros cívicos que proporcionen actividades interesantes a pobladores de las barriadas rurales como los chavales de la parada del autobús en Las Pachecas, recuerda la presidenta las pedanías que cuentan con esta infraestructura (La Barca, El Torno «aunque en muy malas condiciones»...). Pero el dolor es mayor al evocar algún equipamiento del que podrían ya disfrutar: «Yo vi firmado un proyecto en 2005 para Cuartillos en un suelo de 1.700 metros, ¿qué están esperando para hacerlo?».
Desde la barriada de La Corta, Ana María Velasco, la actual delegada de Alcaldía, reconoce que la comunicación con Jerez es pésima y el estado del servicio de autobuses es un ejemplo. Así como que «para la gente joven no hay ni actividades ni infraestructuras». En similares términos se expresa Diego Almodóvar, delegado de El Portal: «Los jóvenes tiene que salir a Jerez o El Puerto pero también hay que acordarse de los mayores». Siguen sin centro de mayores pese a que «llevo 12 o 14 años reivindicándolo», dice enfurruñado.