Sociedad

EL CONJUNTO DE LAS PIEZAS

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Somos como un puzle insurgente, por no decir como un mecano cabreado. Cada uno tira por alguna parte, exceptuados los que tiran al monte. No se han acabado los que iban, como en el romance lorquiano, «por el monte solos». Hasta la Guardia Civil ha puesto 5.000 multas menos que en el año anterior durante éste. Los agentes están en huelga de celo, como los controladores aéreos, que sufren unánimemente «acoso psicológico». ¿Qué está ocurriendo en España para que todos hayamos encontrado una disculpa válida para no cumplir con nuestro deber? Se ha roto el engranaje, que era una palabra favorita de Jean Paul Sartre, y el conjunto de las piezas intenta cumplir su misión cada una por su cuenta y por nuestro riesgo.

Una sociedad cualquiera, incluso la nuestra, funciona bien cuando cada uno de sus miembros está instalado en el puesto que le corresponde. Los enredos políticos han desvirtuado esa jerarquía natural. Los ayuntamientos son agencias de empleo. Han colocado, por riguroso orden electoral, a los adictos. Quiero decir, sin ánimo de ofender a nadie, pero sí de aludir a todos, al mayor número de cretinos partidarios, perdón por la redundancia. Así les va. Ya no caben más enchufados.

Se impone el tijeretazo del ministro de Fomento, José Blanco, que se dispone a dejar más de 30.000 desempleados por ERE. Hay que hacer recortes hasta dejarnos a todos del tamaño que se les exige a los miniaturistas. El propósito de nuestro Gobierno es conseguir convertirnos en algo más pequeños de los que éramos hace muy poco tiempo, cuando nos creíamos más altos. No van a faltar jíbaros, aquellos campesinos silvestres que se especializaron en disminuir cabezas. Una empresa contraria a la que ahora se practica, que es la de aumentar mediante la publicidad el contenido de la masa encefálica de nuestro líderes.