Tribuna

Las viajeras románticas en Cádiz

HISTORIADORA DEL ARTE Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

España, y Andalucía concretamente, se conforman en el siglo XIX como lugares de destino para un buen número de viajeros europeos y americanos. Los motivos principales por los que estas tierras se convirtieron en focos de tan especial atención obedecen a diferentes aspectos, tales como haber sido un país invadido militarmente, casi en su totalidad, por una potencia mundial: El Imperio Francés, con el resultado brutal de la Guerra de la Independencia, que además de las bien conocidas consecuencias políticas, provocarían que parte de su patrimonio artístico fuera expoliado y «exportado» a un buen número de países, donde, la escasamente conocida España, comienza a visualizarse a niveles internacionales, lo cual no justificaría de ningún modo el expolio cometido. Por otro lado estaría la llegada de ilustrados y liberales, quienes con sus ideas renovadoras, tuvieron mucho que ver con la promulgación de la Constitución de 1812 y con el fin del régimen absolutista español, y por último señalaríamos la propagación de las ideas románticas y el romanticismo como expresión literaria y forma de vida.

Todos estos factores harían, sobre todo, que Andalucía se visualizara como un lugar atractivo, con embrujo, un lugar mítico incluso, donde convivían ideas diversas y, a veces, contrarias y en el que su pasado árabe, con su literatura y su arte, la impregnaba de ese halo, que la convertía en una tierra totalmente diferente al resto de los otros países. La historiografía nos ha legado gran cantidad de textos y libros realizados por los «viajeros románticos». Sin embargo, al igual que lo hicieran estos famosos viajeros románticos, un número de mujeres, de nacionalidad inglesa y norteamericana, viajaron a España y Andalucía.

A diferencia de esos viajeros románticos, muy poco se sabe de la existencia de estas mujeres, incluso hay de quienes no se conocen ni sus datos biográficos, y de la mayoría no se han traducido todos sus textos. Sin embargo, investigaciones muy recientes han sacado del absoluto obscurantismo y marginación la existencia de estas viajeras, ocultas para la vida literaria porque el género literario estaba dominado por el hombre, y las mujeres accedían a este espacio con gran reticencia por parte de sus contemporáneos/as.

No obstante, como decimos, investigaciones recientes ('Antología' coordinada por Alberto Egea y 'Viajeras en la Alhambra' de la doctora López-Burgos del Barrio) han sacado a la luz un número, que a pesar de no ser muy elevado, desvela aspectos muy interesantes sobre cómo se asimila el relato de viaje, desde una perspectiva de género, como nos describe la doctora López Burgos «.las mujeres viajeras como protagonistas. constituyen una parte fundamental del contingente de viajeros por España, y proporcionan una mirada 'distinta' a las cosas de España».

Normalmente, estas mujeres viajeras, tuvieron que sortear más de un inconveniente para «viajar solas» por el mundo, fueron muy criticadas por sus propios compañeros y no reconocidas como escritoras por la sociedad, especialmente por los críticos intelectuales. De hecho, ellas adoptaron el género de «relato de viaje» por considerarse éste como un género literario menor, en el que podían desarrollar su faceta de escritoras, ya que si hubieran pretendido escribir como antropólogas, naturalistas, cartógrafas, etc., habrían sido vetadas.

Son mujeres en parte ligadas a corrientes feministas, mujeres transgresoras y valientes que buscaban rellenar ese espacio propio desde donde comunicarse, ya que estaban capacitadas intelectualmente, y en sus casos concretos disfrutaban de medios económicos, son mujeres que se propusieron, además de comentar los lugares que iban conociendo, transmitir al lector cómo eran otras culturas, acercándose además, gracias a esa «mirada femenina», al sentir y actuar de las mujeres andaluzas del siglo XIX.

Un aspecto muy destacable es que a diferencia de sus compañeros, y así ellas mismas los critican, huyen de los estereotipos y tópicos, pasando a entender y comprender a las personas, la cultura, los modos de vida e incluso la política por ellas mismas, impregnándose sus narraciones de mayor naturalidad y espontaneidad, llegando en momentos a tener mayor comicidad, contribuyendo de esta manera, a hacer la narración más atractiva. Estas viajeras visitaron un gran número de países diversos. Entre el número de viajeras del siglo XIX, mencionaremos aquellas que concretamente visitan Cádiz y su provincia, como son:

Katharine Lee Bates, (1859-1929). Norteamericana, reivindicadora de los derechos de la mujer, y actualmente reconocida como escritora lesbiana. Entre sus numerosos e interesantes relatos, destacamos el de su visita a Cádiz por la manera tan simpática con la que describe el hecho tan inusual para la época, al menos en Andalucía, de que una mujer viajara sola. Nos describe la necesidad, para dicho viaje, de contar con la figura del censor, en su caso don José, sevillano, patriarca de la familia donde Katharine se aloja, y que tiene que prepararle el viaje de su vida: ir de Sevilla a Cádiz en barco, y que ella llama «la ruta de la plata». A Cádiz la denomina «la copa» de plata.

Mary Catherin Jackson. A excepción de su nacionalidad, que es la inglesa, no se han encontrado datos de su biografía. Visita Cádiz entre 1870-1871. En el relato de su viaje describe de forma pormenorizada muchos aspectos de la ciudad, rincones, paisajes, pero sobre todo se detiene en los hábitos de vida de las personas, las comidas, las costumbres, nos consideraba malísimos comerciantes por la falta de formalidad en negocios y la impuntualidad. Su intención, según ella misma confiesa, es que las personas que no puedan viajar, se hagan una idea lo más aproximadamente acertada de la realidad que se vive en otros lugares del mundo. Por ella sabemos que en Cádiz, en esas fechas, había una comunidad protestante bastante numerosa, que tenía sus lugares de culto.

Emmeline Stuart Wortley. (1806-1855) Aristócrata inglesa, desde muy joven viaja por medio mundo, en muchos de sus viajes es acompañada por su hija. Su fallecimiento le sobrevino en un viaje a Tierra Santa. Es una escritora muy detallista con descripciones muy bien elaboradas. En Cádiz le impresionan sobre todo dos cosas, una es el nombre de la Virgen adoptado por las mujeres y otra cosa es el que a determinada edad una mujer se recluyera en su casa y ya no hiciera vida social. Su característica detallista la lleva a darnos una idea más allá de la mera descripción, ya que entra en el mundo del conocimiento sobre todo cuando aborda temas como el trabajo y el gobierno.

Finalmente, a Mrs. Ramsay, también inglesa, autora del libro 'A summer in Spain' (Londres) en cuyo libro nos describe el lugar más hermoso del mundo: La Alhambra, así como considera a Cádiz como una «Venus que emergiera del Océano».