Antonia Castro, arrestada en casa
Tiene pendiente una denuncia por violar la orden de alejamiento de la gasolinera para dejar una rosa el día de San Juan. La madre de Juan Holgado estará ocho días en su domicilio por una condena
JEREZ. Actualizado: GuardarA Antonia Castro la conoce casi todo Jerez por la tragedia que trastocó los cimientos de su vida. La madre de Juan Holgado, asesinado mientras trabajaba en una gasolinera jerezana hace casi 15 años, cumple estos días una condena de arresto domiciliario de ocho días tras haber sido denunciada por su ex marido por insultos. Ella defiende que sólo le dijo «que tenía que pagar a un abogado delante de dos o tres personas, cuando me lo encontré en la calle. Era la verdad».
El suceso ocurrió hace más de tres meses y esta semana se está haciendo efectiva la condena: «Estoy en casa desde el lunes», asegura Castro, que dice no encontrarse demasiado bien porque en pleno de mes de julio «llevo un jerséis gordo porque tengo el cuerpo cortado y mucho frío».
Mañana y tarde, agentes de la Policía controlan que Antonia esté en su domicilio: «Los guardias tienen que venir a verme», asegura. Aunque la animan a que aproveche estos días para descansar, en su cabeza se sigue produciendo el mismo sentimiento: «Yo estoy encerrada en casa mientras que los asesinos de mi hijo siguen libres, robando en la calle Larga», insiste con un suspiro.
Si la situación no se resuelve antes, Antonia tendrá que volver a pasar pronto por los juzgados. Esta vez es la denuncia de la gasolinera donde ocurrieron los fatales acontecimientos del 22 de noviembre de 1995. «Dicen que tengo orden de alejamiento de allí pero no la tendré toda mi vida ¿no?», se pregunta Antonia, que cuenta con tranquilidad lo ocurrido. «Entré a dejarle al chico que estaba allí una rosa el día de San Juan, por mi hijo. No hice nada ni dije nada más que eso, que por favor la pusieran allí», explica la mujer.
No es la primera vez que Antonia es denunciada por la empresa que gestiona la gasolinera donde trabajaba su hijo Juan. «Ya me han puesto unas cuantas -dice- y una vez tuve que salirme de una manifestación para no pasar al lado de la gasolinera», recuerda.