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El Gobierno confirma que en diciembre subirá los impuestos a las rentas más altas
Mariano Rajoy reclama al presidente del Gobierno que concrete los «nuevos sacrificios» que pensaba pedir a los españoles
MADRID. Actualizado: GuardarA José Luis Rodríguez Zapatero le incomoda debatir sobre políticas sociales en la actual coyuntura. El Estado del Bienestar, la principal bandera del Ejecutivo, sufre los rigores de una crisis económica que ha obligado al presidente a poner en marcha medidas de ajuste que violan el vademécum socialista.
Mariano Rajoy hurgó ayer en esa herida y obligó a Zapatero a confirmar que reclamará «nuevos esfuerzos» a los ciudadanos con «alta capacidad económica». El presidente, que ya adelantó esta posibilidad en el pasado Debate del estado de la Nación, no desveló los detalles del futuro incremento impositivo. No aclaró si la intención gubernamental es recurrir al endurecimiento de los tramos superiores del IRPF o si, como comentó hace meses, alude a la creación de un nuevo impuesto ex profeso para las grandes fortunas.
Los detalles se conocerán, por lo tanto, en diciembre durante la tramitación de los Presupuestos Generales de 2011. Una de las cuestiones que más inquieta a los populares es qué debe entenderse por «ciudadanos de alta capacidad económica» y para justificar sus temores apelan a los precedentes.
Los ejecutivos de Cataluña, Andalucía y Extremadura fijaron la pasada primavera el límite de 'rico' en 120.000, 80.000 y 60.000 euros de ingresos anuales, respectivamente, con los que sus incrementos fiscales afectarán a bastantes más contribuyentes que los millonarios. Zapatero y Rajoy pusieron fin con su cara a cara en el último pleno de control al Gobierno del curso al julio parlamentario más intenso de los últimos años abordando la misma cuestión con la que empezaron sus polémicas en enero: la crisis económica.
El líder del PP acusó a Zapatero de perjudicar a los más débiles y de dinamitar las políticas sociales al propiciar una tasa de paro del 20%, al rebajar el sueldo de los funcionarios, reducir de 500 a 291 euros anuales la ayuda por hijo menor de tres años, quitar el 'cheque bebé' y congelar las pensiones, pese a que el Congreso le instó el martes hasta en seis ocasiones a mantener el poder adquisitivo de los jubilados. El presidente consideró injustos y «falsos» estos reproches y puso sobre la mesa los datos de su Administración que, desde que llegó a la Moncloa en 2004, aumentó el gasto social en un 50%, manteniendo esa apuesta incluso en una «crisis tan grave».
Los dos primeros espadas sí llegaron a un punto de encuentro: el plan puesto en marcha por el Gobierno socialista para sacar a España de la crisis le pasará factura electoral a Zapatero.
«Tengo una visión distinta de la política, si me tienen que costar algo los esfuerzos para salir de la crisis, me costarán», acotó decidido el presidente.
Firmeza vasca
Pocas horas más tarde del cara a cara, el presidente del PNV, llamado a jugar un papel decisivo en lo que queda de legislatura, puso desde Bilbao los puntos y las comas al malestar que los nacionalistas vascos expresaron el martes en el Congreso, tras rechazar el PSOE el grueso de sus propuestas de resolución y en las que, en síntesis, reclamaban mayores cotas de autogobierno para el País Vasco. Íñigo Urkullu descartó el primero de los ofrecimientos que hace una semana hizo a su partido el presidente del Gobierno y tildó de «inasumible» la opción de que su partido selle un pacto de legislatura para que el Ejecutivo de Zapatero no sufra más sobresaltos hasta 2012.
¿El motivo? Censuró la falta de voluntad política del PSOE para abundar en el autogobierno del País Vasco, tal y como quedó demostrado, en su opinión, al vetar 13 de sus 15 resoluciones. Urkullu, en cambio, sí dejo la puerta abierta a un acuerdo político limitado a la aprobación de los Presupuestos para el año próximo, aunque sin garantizar nada.