Contador y Schleck cierran la polémica sobre el fallo mecánico del luxemburgués
PAU. Actualizado: GuardarEn el Tour hay una historia por dorsal. El número 217 es el de Iban Mayoz. Media hora antes de que el lunes la cadena de Schleck desencadenara la polémica, Mayoz impactó de costado contra una ladera del col de Ares. Quedó encogido, asustado. Una fuente de sangre en el codo. Le levantaron los médicos. Tenía mala pinta, pero quería seguir. El pecho le mordía. Se subió a la bicicleta y penó durante la larga subida al col de Bales. Llegó el último. Congestionado. Ni paró. Directo al hospital, donde vieron que tenía tres costillas rotas. Cuchillos de hueso amenazando los pulmones y el hígado. Con un principio de neumonía. Ayer no salió. Y, por supuesto, nadie le esperó.
El lunes por la noche, tras recibir una pitada de parte del público de Luchón, Alberto Contador vio cómo crecía la ola de la polémica por atacar a Andy Schleck, parado por un fallo mecánico. Comenzó a recibir críticas. En los móviles y en internet se sucedían los mensajes: ánimos, recriminaciones y hasta insultos. Contador se asustó. Su imagen pública corría peligro.
Unas horas antes había declarado no haber visto la avería de Schleck. A medianoche, colgó en su página web un vídeo de disculpa: «Tal vez me he equivocado. Lo siento. El 'fair play' es importantísimo para mí. Lo que ha pasado no me gusta, no va conmigo». Fue la escenificación de una disculpa en previsión del aluvión de críticas. Las ha habido. Aunque no unánimes. La polémica había dividido al público.
«He dormido bien», declaró ayer, sonriente en el hall del Hotel Tuc Blanc, en Baqueira. Durmió al otro lado de la frontera. «Hombre, todo esto no es plato de buen gusto», añadió. La presión le persigue. «Siempre me pasa algo en el Tour. Aunque, bueno, sin este incidente también iba a estar presionado». Sobre el vídeo colgado en internet, quiso aclarar que no se había visto obligado a hacerlo. «Me apetecía dar mi versión. No quiero que se rompa mi amistad con Andy». En la meta, se abrazó con Schleck, que ya había aparcado su cólera. «El Tour no se va a perder por un fallo mecánico», señaló el luxemburgués. Y recordó que Contador le había esperado en la etapa de Spa. «En aquella caída pudo quedarse mi Tour, así que no puedo quejarme».