Los viajeros observan el estado del vagón destrozado. :: REUTERS
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India paga con vidas su caos ferroviario

El segundo y trágico choque de trenes en menos de dos meses deja más de 60 muertos en Bengala Occidental

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Dos trenes en una vía. Ambos con la misma dirección, pero cada uno a su ritmo. El de delante, el Vananchal Express, no tiene prisa a pesar de su nombre, y espera más de la cuenta en la estación. Le sigue un tren rápido, el expreso Uttarbanga. Es noche cerrada en Bengala Occidental y el conductor del segundo convoy se salta una señal de parada. En cualquier otro país se activarían varios mecanismos de emergencia, pero en el anticuado sistema ferroviario indio ese despiste resulta fatal. El tren de alta velocidad se empotra contra el Vananchal Express con tal fuerza que le destroza por completo los tres últimos vagones. Dos de los suyos incluso saltan por encima del paso elevado de la estación de Sainthia, situada a 190 kilómetros de distancia de la capital del Estado, Calcuta.

Anoche, el número de muertos alcanzaba los 62, una cifra que, a juzgar por la extrema gravedad de 35 de los más de cien heridos, hoy quedará pequeña. Como de costumbre, la escena en el lugar del choque resultó dantesca. «Muchos de los cadáveres han quedado aplastados entre los vagones y sólo hemos sido capaces de sacar trozos de cuerpos», relataba uno de los 140 efectivos de rescate desplazados a Sainthia.

Redes obsoletas

La tragedia de ayer no es nada nuevo en India, que cuenta con una de las redes ferroviarias más extensas y concurridas del planeta, pero también una de las más obsoletas y descuidadas. No han pasado siquiera dos meses desde que otros dos trenes protagonizaron un episodio similar que dejó más de un centenar de muertos. De aquel suceso se culpó a los rebeldes maoístas, un elemento que tampoco se ha descartado todavía en el choque de Sainthia, aunque parece poco probable.

Por si acaso, la ministra de Ferrocarriles, Mamata Banerjee, no ha cerrado ninguna posibilidad. «Tenemos dudas sobre qué ha causado el accidente, pero la coincidencia en tiempo y lugar con el atentado anterior son sospechosas», dejó caer.

De lo que no hay duda es que el expreso Uttarbanga viajaba a gran velocidad, algo que no debería haber hecho ya que tenía programada su parada en Sainthia a la 1.38. Algunos medios de comunicación apuntan ya a la combinación de un error humano y a la falta de medidas de seguridad y de coordinación, de una de las vías más transitadas.