
Zapatero renuncia a Rodiezmo para eludir un enfrentamiento con UGT
El Gobierno alega que no resulta oportuno subir a un escenario con los representantes sindicales a escasos días de la huelga general
MADRID. Actualizado: GuardarJosé Luis Rodríguez Zapatero faltará, por primera vez, a su cita con Rodiezmo a principios de septiembre. La fiesta del sindicato minero SOMA-UGT se había convertido en un acto simbólico en el que el presidente del Gobierno arrancaba su curso político y, por sistema, anunciaba el incremento para el año próximo de las pensiones mínimas. Este año -a pesar de haber sido invitado- tira la toalla, dado el mal estado de sus relaciones con los sindicatos.
«Es un tema de respeto entre instituciones, personas y organizaciones», justificó la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, desde Santander. En el Gobierno señalan que la presencia del jefe del Ejecutivo en la campa leonesa habría resultado incómoda para todos, porque no hay un «clima pertinente».
También el secretario general de UGT, Cándido Méndez, dio a entender que su participación habría chirriado. «Una vez que se produjo el viraje del Gobierno, jamás he concebido que, con una huelga convocada, Zapatero fuera a asistir», aseveró.
Lo cierto es que no hace siquiera una semana que Zapatero insinuó que este año haría como siempre. Lo hizo durante el Debate del estado de la Nación, después de que Rajoy le echara en cara que haya dinamitado el Pacto de Toledo con la decisión unilateral de congelar las pensiones para el año próximo.
El jefe del Ejecutivo se defendió, como acostumbra, con el argumento de que en sus seis años de Gobierno los pensionistas han ganado poder adquisitivo y que, en todo caso, las pensiones mínimas están excluidas de la congelación anunciada. Después, sin que no hubiera mediado más que el comentario irónico del líder de la oposición, que le acusó de adoptar un tono propio de sus mítines en Rodiezmo, se lanzó, al menos aparentemente, a confirmar que volvería a subirse a ese escenario. «Yo he ido muchos años a Rodiezmo. Me siento muy orgulloso entre los mineros e iré muchos años más; a ver si nos vemos por allí alguna vez», retó al líder de la oposición.
Ahora, desde Presidencia, se alega que nunca dijo 'sí' y que, en la tribuna de oradores, fue deliberadamente ambiguo porque «no era el momento» de anunciar su ausencia, aunque la decisión estuviera ya tomada. El caso es que nadie le había pedido que se pronunciara. Desde luego, no Rajoy. Lo hizo por iniciativa propia.
En varios medios de comunicación se interpretó, además, que el jefe del Ejecutivo había deshojado por fin la margarita al confirmar que acudiría a la fiesta minera y nadie en el Gobierno se molestó en desmentirlo.
Favor mutuo
Fuentes gubernamentales señalan que en algunos sectores de UGT había cierto malestar por el hecho de que Zapatero hubiera sido invitado este año como si no hubiera pasado nada. Desde la dirección del sindicato se alega que las invitaciones se cursaron en febrero -meses antes de los decretos de recorte del gasto y de la reforma laboral-, que las hizo el SOMA, que tiene autonomía dentro de la organización, y que se remitió a la sede socialista madrileña de la calle Ferraz, no a La Moncloa, informa Elisa García.
En todo caso, la decisión del presidente del Gobierno casa con su afán de mantener los lazos con el sindicato hermano e incluso con CC OO, después de haber dinamitado el idilio que mantenían desde que arrancó la crisis. «Zapatero y Cándido Méndez -subrayan en Moncloa- son amigos. Nadie oculta, aún así, que aparecer de la mano en un acto con una simbología especial para la izquierda y a escasos días de la huelga general convocada para el 29 de septiembre contra la política económica del propio jefe del Ejecutivo, habría puesto al dirigente sindical en un brete.
Tanto UGT como Comisiones Obreras tienen más que presente el fiasco de la huelga de funcionarios celebrada el pasado 8 de junio con un más que discreto seguimiento y son conscientes de que la imagen de conchabeo con el Gobierno mina su credibilidad y perjudica sus aspiraciones de liderar una protesta de los trabajadores al calor de los recortes sociales que con insistencia denuncian sus máximos representantes.