Editorial

Huelgas sin control

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La situación que ayer vivió el aeropuerto de El Prat, con el 46% de los controladores aéreos de baja por enfermedad o ausentes de su puesto de trabajo por otras razones, se parece demasiado a una huelga encubierta en medio de la negociación de su convenio como para que lo sucedido sea considerado una mera incidencia. Los efectos que tan abultado absentismo tuvo en el tráfico sobre el arco mediterráneo generaron no sólo serios perjuicios a los usuarios en un momento de especial indefensión, como es el tránsito vacacional en domingo, sino que comprometen sin duda la seguridad aérea. Lo ocurrido no solo justifica que el Ministerio de Fomento traslade la información pertinente a la Fiscalía, como ayer anunció su titular, José Blanco, o que la casuística y sus correspondientes sanciones se contemplen en el cambio normativo que requiere el servicio y la seguridad aérea. Además, si alguna necesidad existe de que se regule legalmente el derecho de huelga es la de prevenir conductas organizadas que perturben la normalidad ciudadana mediante paros sin aviso ni control o formas encubiertas de presión como la de ayer.