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Un cofrade único en su especie
Manuel Muñoz Natera Pte. de la Unión de Hermandades de Jerez
Actualizado: GuardarLe suena el móvil y se escucha una marcha de Semana Santa. «Es Paz y Concordia», me cuenta, «y la llevo puesta los doce meses del año». Tomó esa determinación unas navidades y lo hizo casi en señal de rebeldía. «Estaba en un acto público en una bodega de Jerez, y a un fotógrafo de La Voz, Esteban, lo llamaron, se escuchó una marcha procesional, y alguien dijo: 'Ojú, ni en Navidad'. ¿Ah, sí?, pensé, y decidí que mi teléfono también sonaría así todo el año». Una reacción así define muy a las claras la personalidad de Natera, como es conocido popularmente en Jerez el actual presidente de la Unión de Hermandades y Cofradías. Su desparpajo y su carácter fanfarrón -hay quien lo considera, incluso, algo engreído- chocan frontalmente con su espíritu solidario y un afán por ayudar a los demás que sale a la luz cuando asegura que «mi principal ilusión es contribuir a la erradicación de la pobreza». Mientras tomamos un café en una céntrica terraza, se acerca a nuestra mesa un amigo de Manolo y me dice: «Pon ahí que tiene un corazón que no le cabe en el pecho, yo he pasado por un grave problema personal y familiar y lo estoy superando gracias a él». Natera me pide que no tome nota del episodio, pero ya es tarde. Su labor social y al frente de la Semana Santa jerezana es la faceta más conocida de un hombre del que, por el contrario, pocos saben que estuvo enrolado en el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Fue desde octubre de 1972 hasta agosto del año siguiente. «Di la vuelta al mundo, conocí 27 países de los cinco continentes y recorrí 30.000 millas náuticas, que son unos 54.000 kilómetros». De aquella experiencia, recuerda con especial cariño «el gran recibimiento que nos dieron los argentinos en Buenos Aires», y la parada que hizo la expedición en Chile. «Los chilenos vivían en una sociedad completamente dividida; en aquel ambiente enrarecido Salvador Allende visitó el barco y sólo unos meses después fue asesinado». Se trata de una de las etapas más intensas de la vida de un hombre que comenzó a trabajar con 14 años como auxiliar administrativo en Comercial Ferretera Andaluza, y que aprobó unas oposiciones al Ayuntamiento de Jerez en 1995. De su trayectoria en el Consistorio guarda una gran amistad con quien fuera alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, y, aunque en ocasiones le han criticado por ello, asegura con solemnidad que «seré su amigo hasta la muerte, hasta que él quiera». A su juicio, el político andalucista «ha sido el mejor alcalde que ha tenido Jerez». Muñoz Natera no es, por otro lado, un hombre de grandes aficiones porque, según explica, «el poco tiempo libre que me han dejado las hermandades se lo he dedicado a mi familia». Tiene dos hijos, de los cuales la chica «pasa olímpicamente» del mundo de las hermandades; y de su mujer asegura que siempre lo ha seguido y respetado en esta dedicación. «El monumento a los cofrades debería haber sido el monumento a las mujeres de los cofrades, que son unas auténticas sufridoras», asevera. Natera llegó a la hermandad de La Cena el 24 de enero de 1.966 y ha sido hermano mayor en dos ocasiones, la primera de ellas con sólo 32 años. Dice que está pensando si presentarse o no a la reelección el próximo año, aunque en estos días piensa más en las vacaciones que va a coger durante el mes de agosto. Los planes: «Ir a la playa todos los días y cargar las pilas». Con el rabillo del ojo seguirá la pretemporada del Xerez y del Real Madrid, los equipos de sus amores. «Me gusta el fútbol, pero no soy un forofo», sentencia.