La economía puede a Obama
Actualizado: GuardarUna sentencia indiscutible en Washington es que la reelección de un presidente se juega en el ring de la política nacional. El presidente Obama, que ganó meritoriamente la elección de 2008, se acerca al término de la primera mitad de su mandato comprobándolo una vez más: toda su agenda exterior y de cambio con ecos morales -el 'yes, we can'- poco vale ante la persistencia de una crisis económica que la ciudadanía siente como el primero de sus problemas. Las encuestas prueban que su gestión -el programa de rescate del año pasado, la reforma sanitaria y ahora la reforma financiera, tres proyectos de envergadura- no permite mejorar sus expectativas. El miedo, cuando no el pánico, cunde en las filas demócratas ante las legislativas de noviembre, donde pueden perder la mayoría en la Cámara Baja. Mientras, el desempleo apenas se mueve del inquietante 9,5% (escandaloso en EE UU), el Índice de confianza de los consumidores se ha hundido en julio y la Bolsa acusa con su atonía la incertidumbre sobre la genuina recuperación económica. El presidente depende, allí como en medio mundo, de que la crisis dé síntomas claros de que termina. Lo demás es inútil retórica.