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La accesibilidad, a debate en los cursos de verano del Colegio de Arquitectos
El programa, que arranca hoy en el Castillo de Santa Catalina, incluye conferencias, talleres y exposiciones
CÁDIZ. Actualizado: GuardarTodavía hoy prevalece en el lenguaje instrumental de la planificación urbana la palabra 'zonificación' en alusión a un proceso de trabajo concebido desde la analítica racionalista basada en la descomposición y la fragmentación en unidades elementales, abstractas y reductoras de la complejidad del objeto arquitectónico y en última instancia, de la complejidad de la ciudad.
La utópica propuesta de Ciudad Vertical ideada por Hilberseimer en el año 1924, destaca como ejemplo paradigmático de una formulación idearia en la que si bien, se aleja del zoning bidimensional propugnado para la Ciudad Contemporánea lecorbuseriana, donde la separación de las funciones residencia-trabajo opera en el plano de la planta, persiste una visión clasificatoria en la que la estructura urbana responde unívocamente al problema exclusivo del tráfico, identificando en la sección la reorganización tridimensional de los usos y las circulaciones, posibilitando la anulación de la segregación funcional de la ciudad moderna con la introducción de una tercera dimensión y un alcance topológico en la planificación urbana, anticipándose a los razonamientos que cuarenta años después darán lugar a las experiencias de construcción en altura como generadoras de centralidad urbana que se desarrollaron en la ciudad americana de los años treinta con el Rockefeller Center como máximo exponente.
Tras la Segunda Guerra Mundial el racionalismo es puesto en crisis. Pensadores como Theodor W. Adorno y Walter Benjamín, sin dudar en la mejora que para la vida humana supone la visión racional del mundo, denuncian la tendencia perniciosa de un uso radical del racionalismo, capaz de producir instrumentos de dominación y alienación del individuo, explotar la naturaleza y hacer tábula rasa eliminando la tradición, la acumulación del conocimiento y la riqueza derivada de la experiencia. El propio Ludwig Hibelseimer, autocrítico con sus propuestas de los años veinte, escribiría en 1963 refiriéndose a la Ciudad Vertical que «considerado en su conjunto, el concepto de esta ciudad vertical estaba basado en una idea falsa. Era más una necrópolis que una metrópolis, era un estéril paisaje de asfalto y cemento, inhumano desde todos los aspectos».
Desde esta revisión crítica de la modernidad racionalista hasta nuestros días, ha ido creciendo una idea de ciudad en la que el orden no tiene su exclusividad en el pensamiento racionalista, y en la que las vivencias construyen un mundo mas allá del pensamiento. Es en éste contexto en el que los términos sostenibilidad y accesibilidad devienen desde hace algunos años en claves para la interpretación en la intervención urbana y planificadora de la ciudad. En palabras de Debord: «Hay que pasar de la circulación como suplemento del trabajo, a la circulación como placer».
El ámbito de trabajo propuesto para los talleres de la VIII Edición del Curso de Verano de la Bahía de Cádiz -organizado por el Colegio de Arquitectos de la ciudad en colaboración con la Escuela de Arquitectura de Sevilla, el Ayuntamiento, y la Empresa Pública del Suelo de la Junta de Andalucía, y que cuenta también con el patrocinio de la empresa Zardoya-OTIS- pretende explorar estas condiciones teóricas, actuando en un contexto físico donde convergen topografía y topología como obligadas herramientas de proyectación. El programa, que arranca hoy en el Salón de Actos del colegio, incluye una completa relación de propuestas entre las que destacan talleres, conferencias y exposiciones.