Olvido o traición
A la vista del oneroso precio pagado por el poder de la Generalitat, la estrategia del PSC ha sido ruinosa
Actualizado: GuardarCuenta Maragall en su polémica biografía 'Oda inacabada' que Zapatero le traicionó con CiU obligándole a renunciar a la Generalitat en favor de Montilla. Pero en el libro 'Descubriendo a Montilla' el hermético 'president' sostiene que se vio obligado a presentarse porque el avance del Alzheimer de Pasqual estaba ya en boca de toda la clase política. Ahora que el mandato de los socialistas en la Generalitat de Cataluña entra en fase de clausura de una forma incongruente, con José Montilla abriendo vía a una gran manifestación convocada por la sedicente organización Omnium Cultural con la inequívoca pancarta: «Som una nació. Nosaltres decidim», cabe preguntarse por las razones que han llevado al partido que propulsara el inolvidable Joan Raventós hacia la voladura controlada de su imagen, su prestigio, y buena parte de sus principios. Al igual que la discordia entre los dos grandes protagonistas de este ciclo, Pasqual Maragall y Montilla, sobre el origen de la sucesión del primero por el segundo, la interrogante se puede enunciar en términos similares: ¿Alzheimer o traición? ¿Extravió el partido de los trabajadores del cinturón rojo sus bases programáticas para hacerse nacionalista o traicionó a sus electores cegado por la ansiedad de llegar a la Generalitat? Lo cierto es que la apuesta proto nacionalista de la nomenclatura del PSC respondía a una estrategia de largo alcance para asaltar la Generalitat. A la vista del oneroso precio pagado por el poder la estrategia ha sido ruinosa. El PSC ha sido incapaz de despertar aspiraciones 'autonacionalistas' en su masa de afiliados que siguen reuniéndose como hace unos día en la Fiesta de El Prat en torno a paella, orquesta y baile sin que los mitineros de turno se refieran ni de lejos al 'Estatut'. Sin embargo, su alineamiento con el victimismo nacionalista ha calentado la cabeza de ciudadanos que les votan alarmados por la leyenda del expolio fiscal de su comunidad y han cristalizado en lo que se llama el independentismo que habla castellano. Se ha quebrado el principio de los grandes consensos a la hora de tocar las paredes maestras de la Constitución y para más infortunio el 'Estatut' nuevo no gusta a nadie. Pese a sus esfuerzos en centrar a ERC, el partido de Carod Rovira se ha acabado desdoblando en un extraño fenómeno antisistema de moqueta. ¿Y el famoso encaje de Cataluña en España?Peor que nunca. Con la paradoja de que en España las encuestas elevan a un nacionalista catalán como Duran i Lleida al vértice de los políticos preferidos mientras la imagen de Zapatero se desploma en Cataluña. ¿Se pueden acumular más incogruencias? Pues sí. El proceso de reforma estatutaria ha catalizado como nunca las tensiones centro-periferia y el 'catalán empreñat' (cabreado) es ahora el protagonista de la fiesta.