
Reyes del fútbol
Iniesta se convirtió en el héroe de la final al marcar en el último suspiro de la prórroga y elevar a 'La Roja' a los altares. España pasa a la historia tras conquistar su primer Mundial ante una durísima Holanda
JOHANNESBURGO. Actualizado: GuardarTantas veces caprichoso, el fútbol fue justo esta vez y coronó a España campeona del mundo. Un gol de Iniesta en la segunda parte de la prórroga, a cuatro minutos del final, cuando en el Soccer City de Johannesburgo ya brillaba el filo de la guadaña de los penaltis, premió a la selección española, que hizo historia con mayúsculas. Sólo Alemania y Francia habían logrado antes la proeza de conquistar la Eurocopa y el Mundial de forma consecutiva. El hito, renovado al cabo de tantos años, habla por sí solo de la grandeza de una sensacional generación de futbolistas españoles, a la altura de las más grandes de todas las épocas. España se mereció el título. Nadie puede ponerlo en duda. Y mucho menos los holandeses, que jugaron sus bazas y tuvieron sus opciones, sí, pero ensuciando este juego. No podía ser campeona del mundo esta Holanda sin haberlo sido la de Johan Cruyff. Por pura justicia poética.
España entró en la final con convicción, sin mirar atrás, tocando y buscando las incorporaciones de Sergio Ramos por la banda derecha. Durante los doce primeros minutos, el equipo de Vicente del Bosque ofreció su mejor versión. Aquello se antojaba una sinfonía similar a la ofrecida ante Alemania. Desorientada, Holanda pareció muy poca cosa y el 1-0 se vio muy cerca. Lo tuvo el lateral derecho del Real Madrid en dos ocasiones y Villa en una volea que se le fue al lateral de la red. Los 'oranje', sin embargo, tienen oficio y decidieron que aquello no podía seguir así. Necesitaban romper el ritmo de España, que era como decir el ritmo del partido. Necesitaban que no se jugara al fútbol en el Soccer City y se aplicaron a conciencia. Comenzó entonces un festival de patadas que contó con la inexplicable permisividad de Howard Webb. El árbitro inglés ya había perdonado a Van Persie una amarilla de libro nada más comenzar el partido, de modo que la que le sacó en el minuto 14 hubiera sido la roja.
No estaba Webb para líos y su irresponsabilidad acabó condicionando la final. España no conseguía regresar al partido. Le fallaban las principales conexiones. Xavi Hernández no acababa de darle al carrete. Iniesta sufría con Van der Wiel, Pedro alternaba luces y sombras, y Villa no encontraba apoyos en su pelea con Heitinga y Mathijsen. Holanda paraba el juego una y otra vez mientras el árbitro hacía el don Tancredo. Que Van Bommel y De Jong -este último, con una patada escalofriante al pecho de Xabi Alonso que, además, abortó una buena ocasión de gol- no se fueran a la ducha fue un bochorno para el fútbol. O mejor dicho: para los prebostes de la FIFA que designaron al trencilla británico para la final.
El partido se ensombreció para 'La Roja', incómoda en esa refriega tan áspera. Todo lo contrario que Holanda, a la que le estaban dejando jugar el partido que quería: tenso, sin ritmo, agrio. Y antideportivo. Ni en las devoluciones de balón tuvieron un mínimo de grandeza los pupilos de Bert Van Marwijk, que por momentos parecieron una versión de la Italia más ceñuda. Nada que ver, desde luego, con el estilo clásico de un país que ama el fútbol como pocos. Ahora bien, ese juego de sicarios le sirvió para asomar la cabeza y que España terminara sufriendo un par de llegadas peligrosas a la portería de Iker Casillas. La peor, ya en el descuento, un disparo de Robben que el capitán español desvió bien a córner.
El jugador del Bayern no había aparecido en exceso durante la primera mitad, lo mismo que Sneijder, bien vigilado por Xabi Alonso y Busquets. Eso sí, cuando se activó la conexión entre ambos, España sufrió un escalofrío monumental. Fue en el minuto 62. Sneijder se encontró con un balón largo y, sin mirar, dejó a Robben solo frente a Casillas, que la sacó con la pierna, aguantando el tiro como sólo él sabe hacerlo. España tembló, pero se rehízo y volvió a controlar el juego. El equipo buscaba a Navas, que había entrado por Pedro, y comenzó a tener profundidad. Del Bosque había vuelto a acertar con los cambios.
Un cara o cruz
El problema es que su tropa no acababa de dar la última puntada, lo mismo que en los partidos anteriores. Villa tuvo cerca el gol en el minuto 70 y, poco después, Sergio Ramos perdonó una ocasión clamorosa, solo de cabeza en el borde del área pequeña. Lo cierto es que la falta de pegada ha sido una cruz para España a lo largo de todo el Mundial. De ahí que el camino hacia el título haya tenido que ser con cuatro triunfos consecutivos por 1-0, lo que, por otro lado, habla mucho y bien del trabajo sin balón de un equipo al que siempre se le asociará al toque. Ese es el embrujo de esta España campeona del mundo. Pasarán los años y se hablará de unos jugadores que trataban a la pelota como nadie.
La prórroga acabó llegando y la final se convirtió en lo que no quería España, un cara y cruz. Es cierto que 'La Roja' controlaba el balón, pero eso era algo con lo que contaba Holanda, cuya vida estaba en los contragolpes, sobre todo en Robben, que a diez minutos del final se había enredado malamente en una segunda galopada en solitario hacia Casillas. El mejor ejemplo de que la moneda estaban en al aire fueron las ocasiones, casi seguidas, de Cesc, que había entrado por Xabi Alonso en el minuto 85, y Mathijsen. La del jugador del Arsenal, eso sí, fue como para temerse lo peor. ¿Era imposible marcar un gol? Pues no. España siguió a lo suyo, buscando la portería de Stekelenburg y en una de sus aproximaciones, ya mediada la segunda parte de la prórroga, Heitinga acabó viendo la segunda amarilla. Tardó demasiado Holanda en quedarse en inferioridad, pero al final acabó sufriendo ese merecido castigo y lo pagó. Con más espacios, 'La Roja' tiró a degüello y acabó llegando el gol de la victoria, obra de Iniesta, que se lo dedicó a su amigo Jarque. Así se escribe la historia.
Holanda se dedicó desde el principio a provocar con faltas a los jugadores españoles. Los de Del Bosque no cayeron en la trampa.
El jugador azulgrana no tuvo su día, pero nunca hay que perder la confianza en él. Del Bosque le mantuvo y dio a España el gol de la victoria.
Mucho se ha hablado del estado de forma del capitán. Ayer salvó a la selección de la derrota con dos intervenciones magistrales.