Editorial

Exigentes con Cuba

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La liberación de 52 presos políticos y el fin de la huelga de hambre de Fariñas son buenas noticias, pero no permiten lanzar las campanas al vuelo. Tras una laboriosa negociación entre la dictadura castrista y la Iglesia católica de Cuba, con apoyo español, se ha llegado a este resultado. Lo importante, además de que se cumpla lo prometido, es que todos los presos políticos en la isla sean excarcelados cuanto antes y que se abran los espacios de libertad necesarios para ayudar a la evolución pacífica del régimen hacia la democracia y la libertad. Moratinos ha intentado por todos los medios apuntarse un tanto con esta negociación y ha vuelto a incurrir en el error de la sobreventa, tal vez para compensar un desempeño poco airoso en el semestre de presidencia europea. Sin negar la parte positiva que pueda haber tenido su intervención, conviene seguir siendo exigentes y cautelosos con un régimen que desprecia los derechos humanos, especializado desde hace cinco décadas en ganar tiempo. Por eso es precipitada la petición de nuestro ministro a la UE de que modifique la posición común sobre Cuba que, a diferencia de la actual política exterior española, sí ampara a los disidentes cubanos y crea una interlocución con la oposición, dándole la legitimidad que merece.